martes, 14 de julio de 2009

RUTA NOCTURNA A LA MAROMA. 10 de Julio. 2009

Por alguna razón que desconozco -no tengo explicación- la Maroma tiene un atractivo especial para los que vivímos en la Axarquía. Su ascención se ha convertido con el paso de los años en una especie de ritual, algo parecido a una peregrinación obligatoria. Algunos dicen que se trata de la Meca local de los malagueños.

Así las cosas, el pasado viernes 10 de Julio este humilde Trapacuestas, en unión de 5 compañeros de ruta, iniciamos la subida nocturna a la cumbre con salida a las 21 horas desde Canillas de Aceituno.

La idea era dormir junto al vértice geodésico y poder contemplar nuestro satélite- la luna llena fue el martes 7- junto con las inmejorables vistas me hizo olvidar lo penoso de la ascensión.

Dejando atrás la Rábita -ultimo punto con agua- y guiados fenomenalmente por Germán pronto nos alcanzó la oscuridad. Ayudados por linternas fuimos avanzando y ascendiendo por los zigzag que se encuentran durante el recorrido. La ligera brisa ayudó a soportar mejor el rigor de la pendiente y hacer más llevadero el esfuerzo.
Alcanzado el punto denominado "el púlpito" o "proa del barco" y con la luna por compañía, sobre las 23,45 horas, hacíamos un alto de unos 45 minutos para reponer fuerzas y recrearnos en la excelencia de la vista que nos proporcionaba el lugar.
Difícil era poner nombre a tanta iluminación. El silencio del monte hizo mágico el momento. algún miembro del grupo pidió quedarse allí.
Pero todos continuamos la ascensión y encaramos la parte final donde precisamente se pierde la vereda y se afronta un duro repecho final antes de la cumbre.
Ya en el vértice, sobre las 01,30 del sábado, hubo necesidad de abrigarse y gracias a casi una inexistente brisa fue más agradable nuestra estancia, Por suerte fuimos los primeros en llegar y por lo tanto los primeros en elegir corral(redondel de piedra para combatir el viento y poder pasar la noche)

Para sorpresa de todos pudimos ver iluminadas las ciudades de Granada y Málaga. También identificamos la presa de la Viñuela, Vélez, Torre del Mar, Periana, Comares, etc... Divisamos un sinfín de pequeños pueblos junto a miles de lucecitas.
El espectáculo ciertamente era grandioso y posiblemente aquí radique uno de los misterios de esta cumbre.
Ya dentro del saco atento ala luna, las constelaciones y estrellas del firmamento así como algún que otro satélite. De esta forma, mal que bien, pasamos la noche sin más novedad.

Sobre las 6,30 de la mañana del sábado, amaneciendo, pudimos dar cuenta de otro de los secretos que guarda esta montaña. Con una sensación de paz y bienestar difícil de explicar todos estábamos expectantes esperando a que el astro rey asomase por su sitio.

Con un ligero desayuno preparamos el equipo y tras una pequeña charla con algunos excursionistas iniciamos el descenso a las 8 de la mañana alcanzando Canillas sobre las 11 de la mañana.

Mi agradecimiento a mis compañeros de ruta Fernando Tejerina, Antonio Sanchez, Paco Sanchez, Germán García y José María Pablo.


Crónica de Pablo Portillo