jueves, 11 de febrero de 2010

RUTA ARROYO GONZALEZ. 7 de Febrero de 2010


Antonio Sánchez propuso una salida a los arroyos y montes próximos al Rincón de la Victoria para el día 7 de Febrero y a todos nos pareció bien realizar esa ruta.
Quedamos en la gasolinera Tamoil a las 10:00 horas y allí nos encontramos 20 personas y un perro de color negro de 4 meses llamado Coco.
Amaneció fresquito pero con un sol radiante y apenas alguna pequeña nube.

Juan Carlos, (miembro de la Asociación Montes del Rincón de la Victoria), fue quien nos dirigió y explicó las características del terreno y de las plantas que vimos en la ruta.
Acompañaron a los Trepacuestas por primera vez Chelo, Esther, Hugo, Marcelo, Juan Carlos y Susi (la prima de Noelia).

Tambien hicieron la ruta Brígida, Noelia, Antonio Rosales y María Rosales, que hacía algún tiempo que no los veía caminando por el campo.
Iniciamos la ruta a las 10:15 por el carril de los Toros, no vimos ningún toro pero si trece gallinas y un par de gallos junto a una casa con sus correspondientes perros labradores sueltos por el carril. La subida fue rápida, el personal parecía que tenía ganas de andar y empezaron pronto a quitarse la ropa de abrigo. El sol empezaba a calentar el ambiente.

Saltamos el metro de agua que llevaba el arroyo Granadilla por el que circulaban, además de personas, vehículos a motor.

Giramos hacia la izquierda, hacia el arroyo Gonzalez, y vimos
muchas higueras todas sin hojas con sus ramas retorcidas grises y árboles de mango. Seguidamente nos encontramos con un espectacular algarrobo por su tamaño y porque sus ramas parecían olas que bajaban a la tierra y después subían buscando el sol una y otra vez.

Giramos a la derecha por otro arroyo que no llevaba agua, el campo después de las lluvias y con el sol que reinaba nos mostró una maravillosa alfombra verde y amarilla, sobre ella muchos almendros con sus flores blancas y rosas.
Los excursionistas avanzaban en esos momentos con rapidez, el sol calentaba y Juan Carlos nos enseñó unas pequeñas cuevas que había al borde del arroyo realizadas por los zorros. A continuación nos encontramos una maravillosa encina, hicimos una parada para admirarla, fotografiarnos y beber agua.

Dejamos el arroyo y subimos una pendiente totalmente verde hasta llegar a una casa en ruinas de color azul, una nueva parada para admirar la casa, su alberca, las encinas, el campo verde y los almendros en flor
A los excursionistas más jóvenes les gustó el lugar para quedarse a jugar, los excursionistas menos jóvenes comentaron que eran las 11:30 horas y que podíamos andar un poco más y que después volveríamos allí para comer.

Continuamos por una vereda junto a un pequeño arroyo que llevaba agua cristalina con su sonido relajante peculiar y muchos almendros con sus flores blancas rosas. Todos comentábamos que el día era esplendido, el sol calentaba y al subir otra pequeña pendiente otra parada en el camino.

A las 12:30 horas divisamos a lo lejos un rebaño de cabras y una torre que comentó Pablo que era la torre Albenda, cogieron la cabeza del grupo José y Pablo con el objetivo de visitar dicha torre, pero el resto de excursionistas no estaban por continuar la caminata y así decidimos nuevamente buscar la casa azul.

Rodeamos un par de montículos, vimos varias encinas de gran tamaño, fotografías , charlas y otra parada en el camino.

A las 14:00 horas, al lado de la casa azul, empezamos a preparar el típico menú Trepacuestas, compuesto básicamente por bocadillos, aceitunas, patatas fritas, agua y frutas. Entonces Pablo nos sorprendió sacando de su mochila un pequeño recipiente de metal dorado y empezó a repartir ,entre los mayores, en el tapón de la petaca un líquido, y todos exclamaban al beberlo ¡ que bueno está!, era un vino dulce estupendo, exquisito y muy alabado por todas las expertas del grupo en esta materia.

Ganas de andar no hubo, pero de comer si. En la sobremesa, aunque mesa no había ni hacía falta, con el mantel verde impresionante en el suelo, calentados por el sol y tendidos boca arriba continuó la tertulia alrededor de las viejas encinas.

A este cronista después de comer siempre de entra una modorra y más con el calorcillo del sol, el canto de los pájaros y el sonido del agua del arroyo. Escuché entre sueños una misteriosa historia sobre un árbol con sus grandes ramas, un hombre colgado a una cuerda y un juez de paz que se quedó sorprendido al contemplar el espárrago sostenible. La historia terminó con una sonora carcajada de los excursionistas y así me despertaron del sueño. Ya le preguntaré a José sobre esta historia y si es real o ficticia.

A las 15:30 horas se nubló y empezó a refrescar, alguien hizo un comentario sobre tomar café y a María comenzó a dolerle el vientre. El camino de vuelta lo hicimos por el arroyo González, vimos las típicas cañas de río, alguna alberca abandonada y un almez.

Noelia, Susi, Ana P y Ana N hicieron el camino de vuelta recogiendo flores de la vinagreta, hicieron unos ramos muy bonitos amarillos.

En toda la ruta, entre otras muchas plantas, vimos :hinojos, vinagretas, setas, tomillo y muchas esparragueras. Creo que ha sido un acierto realizar la ruta en estos primeros días de febrero, el espectáculo de los almendros en flor merece la pena verlo.

Después del café y los batidos, a las 17:30 horas la excursión ya había terminado.
Agradecer a Chelo, Esther, Hugo Marcelo y Juan Carlos su agradable charla y compañía. También tengo que decir que el perro Coco se comportó maravillosamente todo el día.

A María Rosales el dolor de vientre se le pasó cuando descansó en su casa media hora.

Para la próxima ruta, que espero que sea pronto, recomiendo menos trasnochar la noche del sábado y más caminar el domingo.


Crónica de Salvador Nieto