miércoles, 15 de diciembre de 2010

TREPACUESTAS. Fin de temporada. Presentación de nuestra bandera. 12 de Diciembre de 2010.

Cómo todo no es andar por el campo, sino que también el cuerpo necesita de otros placeres, se ha convertido ya en costumbre, sana costumbre diría yo, almorzar por Navidad en Moclinejo, este año, el día 12 de diciembre y como siempre en el Restaurante Reyes, en el centro del pueblo, a mano del ayuntamiento y de la bodega de vino, famosa ya por el vino y por la buena gente que la regenta.


    Un buen día en Moclinejo no es igual sin la visita a la bodega de vino. La cata de vino dulce y de las nuevas variedades es el preludio de la compra tradicional del Zumbral y otras delicatesen vinícolas. Esta vez, además, fue el preludio de la visita guiada a las bodegas. Antonio, nuestro guía y dueño de la bodega, disfrutó explicándonos los avatares para la producción del vino y nosotros gozamos con las tradiciones condensadas del vino en unos pocos metros, porque el lugar rezumaba cariño, amor por el trabajo bien hecho y por la tierra. En el interior, todavía se respira el sabor añejo de lo auténtico, de lo propio, de lo distinto, la esencia de pueblo, que en la costa ya no se destila. Gracias Antonio, por recordarnos quiénes somos y por embriagarnos de saber vinícola, por estar pendientes de nosotros y por preocuparte de qué no nos fuésemos de tu pueblo, sin sentirlo, sin quererlo, y de qué volviésemos, que te aseguro, lo haremos, al menos una vez al año.

   Vino, buena mesa, buenos comensales y al final, también buenos villancicos. Ese es el resumen de la ruta gastronómica, pero tengo que adornarla con el relato de lo ocurrido en una magnífica jornada de domingo.

  El principio, el vino, la bodega, la buena gente y las explicaciones, ya queda relatado, la continuación, llamémosle el intermedio, se desarrolló alrededor de una mesa redonda, que nos llamó la atención, pero que sirvió para que fuera una auténtica reunión de amigos, sin los típicos corillos de la mesas rectangulares o alargadas. La conversación amena y distendida, girando alrededor de los temas que nos unen, sobre nuestras cosas, como diría el castizo. La tertulia sirvió para recordar lo vivido durante el año 2010, para recordar las andanzas con las botas puestas sobre el largo camino recorrido. Para recordar las rutas realizadas en una siempre grata compañía y sobre todo para organizar los nuevos recorridos. El resumen a modo de “Bíblia Trepacuestas” entregado por Pablo fue el momento emotivo, acompañado de los sentimientos en las firmas recogidas para plasmar y recordar el momento. 
Para regalar a nuestros amigos el largo camino andando y conociendo las montañas de nuestra Málaga. Ese es el espíritu trepacuestas, el amor a la naturaleza, la amistad, la familia y también el empaquetado especial para regalo, que es el anuario del año. 
Todo eso se reflejó el 12 de diciembre de 2010 en Moclinejo alrededor de unas exquisitas viandas, regadas con vino del lugar y acompañados de nuestros amigos en una mesa redonda, donde también tuvo lugar otro acontecimiento importante para el grupo.

Tras más de 2 años de salidas por las sierras de Málaga desde hacía meses se advertía la necesidad de agruparnos bajo una bandera que desde ahora en adelante nos acompañará a todas las marchas de este grupo de caleños.
Con un formato de unos 50 x 30 cm. aproximadamente y en dos colores separados en triángulo celeste y verde, las expertas manos de Celes han conseguido representar a la perfección el verdadero sentir Trepacuestas con ese larguirucho y estilizado logo que desde ahora en adelante imprimirá carácter al grupo y que en prolongada ascensión alcanzará las más altas cimas de la provincia.
El acto fue embellecido por Celes cuando nos regaló a los asistentes unas breves pero emotivas palabras que a modo de bendición consiguió arrancar los aplausos de los presentes, sirviendo el momento para que la chiquillería se fotografiase junto a la autora material de tan hermoso banderín.
Ni que decir tiene que en el ánimo de todos los concurrentes está el poder bautizar la nueva bandera en la primera ocasión que se presente y poder ser agitada al aire de nuestros queridos montes de la provincia.

    El final de la crónica pensaba terminarla en Moclinejo, con los villancicos y los pastorales, que nos despidieron con la típica música navideña, pero no puedo olvidarme de la merienda en casa de los Portillos, del video resumen de la temporada, anuario y video todo un lujo para el grupo, y de la tenue luz que reflejaba la felicidad y las ganas de continuar recorriendo montes y propagando el espíritu de la navidad, el espíritu trepacuestas, allende los mares y los montes.

    Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, Trepacuestas.

    Crónica de Antonio Sánchez

lunes, 15 de noviembre de 2010

Arenas - Sayalonga. 14 de Noviembre de 2010.

La despedida de la excursión Arenas Sayalonga del pasado domingo 14 de noviembre fue de lo más inesperado cuando a bordo del autobús que nos traída de regreso y detenidos en la parada de La Cala, este humilde cronista ponía pie a tierra pudo oír de algunos senderistas un emotivo Felices Fiestas y hasta el año próximo.

A las 9,00 horas el grupo desembarcaba en lo que se conoce como la Ruta Morisco Mudéjar junto a la falda del castillo de Bentomiz para dar inicio a otro gran día de campo para 31 activos andarines, incluido los tres monitores Carmen, Meli y Adrián que en práctica se unió a la tropa.
 
Un carril terrizo de los muchos que han sustituido a los antiguos caminos de herradura fue nuestro compañero de viaje durante algo más de tres horas de marcha en una bonita mañana otoñal de luz y que la Axarquía nos tenía reservado para estos rinconeros. No se si será el destino o la casualidad pero en el momento en que me encuentro escribiendo esta crónica (domingo noche) la lluvia repiquetea suavemente sobre el patio delantero de mi casa. 

Sin atisbo alguno de llovizna la jornada dominical la calificaría de media tirando a suavita y que transcurrió con normalidad ya que a excepción del primer repecho que nos cogió a más de uno en frío no hubo mayores problemas hasta la última subida que del río Competa nos llevaría a Sayalonga. Como digo todo el camino fue por carril a excepción de un pequeñísimo tramo de carretera asfaltada.

No obstante llamar la atención sobre lo que acaeció con un par de senderistas, que nos tememos no sabían bien donde se metían y como desconocedores de la zona y a una hora, más o menos, de iniciada la ruta solicitaron no continuar la marcha. Este hecho que si bien no perjudicó al grupo fue bien resuelto por las monitoras que ordenaron la evacuación con el coche de apoyo, lo que pone en evidencia la necesidad de homogeneizar al colectivo.

El verdadero problema que subyace en estas salidas senderistas es que al ser abierto el número de excursionistas simplemente algunos vienen a probar y muchos se acercan a este apasionante mundo sin saber bien de que se trata. Otros por falta de un mínimo de preparación, los menos con limitaciones físicas evidentes, aunque los hay completamente despistados acuden sin el calzado oportuno ocasionando con su actuar y sin saberlo un auténtico compromiso al conjunto de excursionistas.

La solución aunque difícil de resolver, viene del necesario y esperado club senderista local que aglutine, coordine e iguale al grupo. Con todo y con esto el accidente y la lesión son factores consustanciales al senderismo y que se asume como parte del riesgo de la actividad.  


Pero que cierto es que el camino une y si no que se lo digan a Paco Sinta y a su hija Rocío a la que damos la bienvenida a este blog y que por favor te rogamos nos pongas desde ahora en adelante en favoritos. A Sensi que igualmente disfrutó del recorrido. Ni que decir de los que me atrevo en llamar cariñosamente como los “jubilados” y que están que se salen. Formidable Salvador Martín, un todo terreno del monte y que su afición al senderismo podríamos calificarlo como de devoción sacramental ya que curiosamente lo compagina con la bandurria (estimado lector has leído correctamente es un gran aficionado a ese instrumento musical de cuerda que en forma aovada y provisto de un mástil corto con trastes y seis cuerdas dobles se toca con púa).

Cuando hoy leas estas líneas, cuando estés sumergido en el ajetreo de la semana, confío que esta modesta memoria te sirva a modo de válvula de escape para romper con la monotonía urbana diaria y puedas trasladarte por unos momentos al pasado domingo 14 de noviembre.
 
Con la mole de la Maroma siempre a nuestra izquierda y rodeados de olivos, almendros, viñas sin fruto y paseros discurrió la mayor parte de la mañana. Divisamos Daímalos, Cómpeta y otros villorrios de la zona. Multitud de puntitos blancos diseminados en las faldas de las montañas nos hacían pensar en el exagerado urbanismo incontrolado del lugar. Cuando la ocasión lo permitía podíamos apreciar la cima del Lucero al frente o el mar de Alborán a la derecha con los edificios de Totó de Torre del Mar.
 
A las 9,55 h. la primera parada. Un cielo azul intenso sirvió para encarar con buen ánimo uno de los momentos más detestables para el senderista: el asfalto. Con dirección a Corumbela vino la llegada a la entrada de la población que fue aprovechada para sorprender a tres borricos que extrañados supongo por lo temprano de la hora quedaron inmóviles a nuestro paso. Entramos por calle las Pitas y con unos hermosos tiestos de flores por espectadores atravesamos nuevamente la carretera rodeando esta vez el campo de fútbol para encontrarnos con lo que se conoce como Área Recreativa las Tres Fuentes. El citado lugar no es más que un ensanche de una curva del carril que conduce a Sayalonga que junto a tres jóvenes castaños coexiste con una coqueta zona empedrada, una mina de agua y unas mesas que sirvieron para que a su vez Carlos Mesa pudiese hincar el diente a su bocadillo y el resto del grupo hincar el dedo en el disparador de las máquinas de fotos.

Para este dominguero aficionado a los churros el estómago le pedía sencillamente agua. Otros el líquido elemento solicitado -H2O- probablemente viniese consecuencia de los excesos de la noche anterior. Excesos o no, la parada fue de provecho pues a la inesperada venta de lotería ofrecida por una senderista, todos fuimos regalados por un sol radiante que a mitad de noviembre y pensando en los centroeuropeos que precisan calefacción, nos hacía pensar ahora en la ventaja que tenemos viviendo en la Axarquía. Algunos calificaron el momento como de lujo asiático, otros como de prolongación del verano, pero buscando el calificativo adecuado Carmen y Meli junto con algunos detonaciones de escopetas de caza en la lejanía nos despertaron del sueño ordenando la continuación de la marcha para con la ya habitual bota de vino a cuesta proseguir el camino.
 
Como el grupo comienza a conocerse, entre otros, notamos la ausencia de caras familiares ya que a la falta esta vez del componente extranjero, echamos de menos a nuestros queridos Manolos: Ramírez y el supervisor. De Antonio Sánchez las féminas aun recuerdan la promesa e invitación ofrecida en la anterior salida a la Camorra. Y es que las promesas están para cumplirlas y como nos consta que Sánchez es todo un caballero de la ruta y una vez recuperado de su esguince de tobillo sabemos que cumplirá con la palabra dada.

Aprendimos que a la hoja de viña se le llama pámpano, unas hierbas que nos enseñaron se le denominan altabacas o algo parecido, otras conocidas por colas de caballo, parietarias y entre algo de humo por la quema de rastrojos a lo lejos continuó la andadura por una larga bajada en dirección al río Cómpeta hasta encontrar los primeros bancales de nísperos, mandarinos y árboles tropicales.

Los que ya sabemos algo de senderismo pronto empezamos a intuir que todo lo que se baja, tarde a temprano hay que subirlo y que cierto y verdad es que tras dejar atrás un hermoso río con una par de casas espectaculares y un puente de arco de medio punto donde todos paramos para fotografiar el lugar, dio comienzo una penosa y exigente subida que solo fue interrumpida cuando a la derecha del carril localizamos un trasportín por cable elevado que a modo de tirolina sirvió para unir en su momento las dos orilla del río y de la que Isis no dudó en subirse.
El repecho en continua ascensión y sin llano o descansillo para tomar aire pasó factura al grupo, máxime que cuando la imagen de llegada a Sayalonga y que teníamos clavada correspondía al cementerio que en forma redonda es una particularidad de esta localidad. Algunos jadeando, otros jurando en no se que idioma y los más lanzando al aire alguna que otra palabra en castellano áspero, finalmente paramos en la parte baja del camposanto en espera del correspondiente reagrupamiento dada la subidita de marras.

El lugar para juntarnos quizás no fue de lo más oportuno y me consta que en el impreso-cuestionario final que fue repartido por los monitores más de un senderista y en el apartado “observaciones” solicitó para futuras ocasiones y grupos nueva zona de reagrupamiento en vez de la antes mencionada. Ciertamente la quedada podía haberse efectuado en cualquier otro rincón alejado de aquella necrópolis.
 
Como el reloj marcaba a la entrada de la plaza de Sayalonga la hora del vermouth -12,40 horas- y como para algunos era demasiado temprano iniciarse con la cerveza, creo no equivocarme cuando digo que la sensación general fue que el recorrido se quedó corto y que una horita más de caminata hubiese servido para degustar con más intensidad la San Miguel de final de ruta.  

A Carlos que bajo esas gafas siempre dibuja una sonrisa en su cara no pareció importarle mucho la pérdida de su móvil VODAFONE en algún lugar del trayecto. Sin pérdida de tiempo junto a la plaza del Ayuntamiento de Sayalonga y para hacer un poco de tiempo posamos para la foto final de familia como igualmente hicimos en Arenas horas antes. Luego el Mesón Palustre en el nº 5 de la calle principal de la localidad, junto al Hogar del Pensionista y Panadería Moyano, sirvió para hacer patria chica ya que invitaciones por allí y convidás por allá, unos dentro del bar y otros fuera puestos al sol como genuinos guiris saborearon al unísono el deseado lúpulo que sirvió para concluir el año senderista 2010 con Rincón de la Victoria.
 Recorrido en  Google earth

Crónica de Pablo portillo

martes, 9 de noviembre de 2010

Ruta del pinsapar de Sierra Bermeja. 6 de noviembre de 2010

Como es costumbre por estas fechas del año, D. Rafael, nuestro párroco, organizó una excursión dirigida sobre todo a los niños de Primera Comunión y a los de los grupos de perseverancia, la cual para satisfacción de todos, este año ha tenido una muy buena aceptación, pues así como otros años hemos ido todos en un solo autobús, en esta ocasión  ha sido necesario recurrir a un microbús de apoyo. Algunas familias  hicieron el trayecto en su vehículo.
La ruta elegida fue el pinsapar de Los reales , en el paraje natural de Sierra Bermeja. Es este un macizo montañoso de origen volcánico situado al borde del mar Mediterráneo y que recibe su nombre del color rojizo de las peridotitas, rocas que se componen en gran parte de hierro, y al oxidarse dan ese color rojizo predominante, todo un atractivo natural que nos auguraba  un esplendido día de senderismo.
Después de distribuirnos entre los dos autocares, a las 9:00 de la mañana  salimos  de la plaza de la iglesia, dándole la espalda al sol,  dirección a Estepona, localidad desde la que comienza el ascenso a tan idílico lugar. Mientras admiramos la inmensidad de Sierra Bermeja vamos consumiendo kilómetros hasta llegar al puerto de Peñas Blancas, a casi 1000 metros de altitud, donde nos dejarían los autobuses  y comenzaría nuestra andadura a eso de las 11:00 de la mañana.

Comenzamos en descenso por la carretera que lleva a Genalguacil  buscando el carril que nos conduciría al paseo de los pinsapos, pero unos lugareños nos indicaron un acceso mas fácil para el grupo, por lo cual volvimos sobre nuestros pasos hasta el punto de partida, sirviéndonos esto de un inesperado calentamiento, cosa que siempre viene bien a la hora de iniciar cualquier ejercicio.

Desde este punto donde nos apeamos de los autocares, volvimos a iniciar la ruta sobre las 12:00 del mediodía, esta vez dirección al  Pico de los Reales por una estrecha carretera de montaña. Es una subida cómoda, por asfalto, y con unas impresionantes vistas hacia la costa mediterránea y  las sierras colindantes, también contemplamos entre brumas el Peñón de Gibraltar , no pudimos divisar la costa africana, pero es esta montaña una buena atalaya para contemplarla en días claros y con buena visibilidad.
La subida está flanqueada por pinos , quejigos, helechos, encinas, algún castaño y madroños, de los cuales algunos dieron buena cuenta. Así entre amena conversación y fuertes rampas, aparecen los primeros pinsapos, el mayor atractivo de esta sierra, especie endémica del sur de la península, donde se encuentra el 85% de esta especie a nivel mundial.
En una cerrada curva a la izquierda nos topamos con el Paseo de los pinsapos, un autentico bosque de esta peculiar especie de coníferas que aquí instalaron su residencia hace miles de años. Empezamos el recorrido con un corto descenso sorprendiéndonos la penumbra y poca luz que dejan pasar los arboles bajo sus copas. La mayoría de las rocas del sendero están cubiertas de musgo que denotan la humedad que caracteriza a estos parajes. Era difícil aquí frenar a la gente menuda que disfrutó de lo lindo, y los mayores disfrutaron como gente menuda, aunque es de recibo decir que algunos más que otros.

Al final del recorrido existe un pequeño puente, que tras cruzarlo, a pocos metros, sobre las 13:30 llegamos a La plazuela, final del recorrido, un lugar de singular belleza presidido por un majestuoso tronco inerte pero aún en pie, de un centenario pinsapo. Allí se encuentra también un muro de piedra, en el que hay inscrito en cerámica, un bello poema dedicado a los arboles de Federico García Lorca. El lugar estaba concurrido de senderistas, entre los cuales había un grupo procedente de la vecina Granada  y algunos otros que nos acompañaron en la posterior misa. En ese entorno, es inevitable pensar como perdemos el tiempo engullidos por la urbe, delante del ordenador o mirando la caja tonta, y no reparamos en el espectáculo gratuito que nos ofrece y regala la naturaleza.

Aquí, la chiquillería jugó entre la arboleda pasándolo en grande, pero teniendo en cuenta la hora y  la distancia recorrida, era el tiempo  de avituallarse, y cada cual apostado donde quiso repuso fuerzas, unos a base de bocatas y otros con manjares mas suculentos, dando paso el almuerzo a la hora de la Eucaristía, pues ya se hacía tarde, la temperatura bajaba y la humedad del lugar se hacía sentir. Antes de iniciar la misa se interpretó un cuento, y digo interpretó porque fue narrado y contado por varias personas, un cuento que hablaba de los milagros, y sobre todo del milagro que es la vida.
 
La Eucaristía en estas convivencias tiene algo mágico, el entorno la hace especial. En esta ocasión y como bien apuntó D. Rafael, el artesonado de este improvisado templo fueron el cielo y las copas de los arboles; los bancos fueron los troncos caídos, la hierba húmeda y las piedras , y las imágenes los centenarios pinsapos, mudos guardianes y testigos de la homilía. Empujados y casi obligados por la hora y por el frio y la humedad, nos dispusimos a deshacer el camino andado, sobre las 16:00 de la tarde. Media hora después la cabeza del grupo llegaba a la curva de la carretera, donde un rato antes nos adentramos por el sendero, y donde reagrupándonos nos hicimos la foto de familia. Ya solo quedaba bajar por la carretera hasta el puerto de Peñas Blancas donde nos esperaban los autocares, y alrededor de las 17:30 partíamos con dirección a Estepona, volviendo a dar la espalda al sol.
Se noto la ausencia de algunos Trepacuestas que no pudieron asistir a esta cita por diversos motivos, seguro que hubieran disfrutado como lo hicimos nosotros.

Esta breve crónica quiere dar a conocer lo acontecido en este día  de senderismo, convivencia y hermandad, pero también queremos que sea una muestra de reconocimiento a las personas que tuvieron más dificultad para llegar al lugar, pues  el sendero pedregoso que nos llevó a La Plazuela del pinsapar,  ofrecía cierta complicación en su trayecto. Sobre todo reconocer el esfuerzo de Isabel, que ayudada en todo momento por  Miguel Ángel, consiguió realizar el recorrido.  
 
Crónica de Jose .

     ¡Árboles!
¿Habéis sido flechas
caídas del azul?
¿Qué terribles guerreros os lanzaron?
¿Han sido las estrellas?

Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,
de los ojos de Dios,
de la pasión perfecta.
¡Arboles!
¿Conocerán vuestras raíces toscas
mi corazón en tierra? 


Federico García Lorca.




martes, 2 de noviembre de 2010

Ruta de los lagares- Montes de Málaga. 1 de Noviembre de 2010.


Nunca sabremos si fue el destino o fueron "Todos los Santos" los que tuvieron el capricho, por estar en su día de celebración, de convertir  nuestra planeada subida al Pico Vilo en una espontanea y bonita excursión transcurrida entre los lagares y cortijadas que en su tiempo dieron vida a esta zona de los montes de Málaga, y de los cuales hoy quedan solamente sus ruinas. Fue la plaga de la filoxera, quien acabando con todos los viñedos del lugar, provocó que estos pequeños grupos de población fueran desapareciendo poco a poco, y que lo que entonces eran fértiles y productivas viñas, se hayan convertido con el paso de los años y la posterior repoblación forestal,  en el actual bosque de pinos que oxigena a nuestra ciudad.
Pues sí, eran las 11:48 H aproximadamente cuando, ya de vuelta del pueblo de Alfarnate, y tras habernos dejado atrás el Lagar de Torrijos, el primero de los que veríamos en el día de hoy, llegamos con nuestros coches delante de las ruinas de la casa de la hacienda de Santillana , segundo del día, que se encuentra junto al cauce del arroyo Chaperas, afluente del Guadalmedina, en pleno corazón de los montes de Málaga.
Desde aquí ataviados con nuestras mochilas y bastón en mano, emprendimos nuestro camino, tras saludar a Daniel y Silvia amigos de Pablo, quienes como nosotros, disfrutaban de tan bonito entorno , recorriendo los carriles del forestal en bicicleta.
 

Cuando aún  era poco el camino recorrido, los niños empiezan a tener hambre, y mientras Jose les reparte un paquete de galletas, empezamos a divisar a nuestra derecha el tercer lagar que conoceríamos. Era el lagar de Chinchilla que a pesar de encontrarse en ruinas, tiene un porte y un tamaño que aún transmite sus aires de antiguo esplendor, pues se cuenta que en su día llegó a albergar una fábrica de perfume elaborado con plantas aromáticas autóctonas, llegando a ser tan popular que incluso exportó a países extranjeros. 
Poco a poco nos fuimos adentrando en el forestal y nos encontramos en nuestro camino con unos troncos de pinos que habían sido cortados, los cuales nos sirvieron para que los más pequeños aprendieran la lección del día de mano de Pablo, quien demostrándoles sobre los propios troncos , les enseñó cómo se calcula la edad de los arboles.


Y así entre anécdotas y comentarios y disfrutando de tan saludable ambiente y tan incomparable compañía, llegaríamos  al cuarto lagar del día: el lagar de San Antonio, el cual nos recibió bajo el gran castaño que tiene en su puerta, donde pudimos disfrutar, tanto los niños como los no tan niños, cogiendo castañas y sacándolas del erizo. 
Aquí, en las inmediaciones de este cortijo, paramos para comer los bocatas y reponer fuerzas . Los más pequeños aprovecharon para jugar entre las ruinas de la casa donde les llamó mucho la atención los restos de un antiguo horno de leña que aún se pueden apreciar . Los mayores mientras tantos disfrutamos  del momento tomando el sol y charlando relajadamente o tumbados oyendo el canto de los pájaros y el sonido del viento acariciando las ramas de los árboles .

Después de este rato de descanso, emprendimos nuevamente la marcha, subiendo una gran pendiente que nos llevaría a alcanzar otra pista forestal que nos traería de vuelta a nuestros coches, no sin antes conocer  el quinto y último lagar del día: lagar el Serranillo, situado en un lugar privilegiado, con unas vistas impresionantes, y donde nos llamó enormemente la atención, como se alza entre pinos un majestuoso cedro del Líbano, con su incomparable coreografía de hojas, que nos dejó a todos sorprendidos, y preguntándonos como habría llegado hasta allí, y es que, en fechas antiguas, se plantaron muchos cedros en nuestra provincia pensando que se adaptarían con facilidad, y este es uno de los pocos que han sobrevivido.
Tras disfrutar de tan agradable entorno durante unos minutos y después de construir un improvisado trípode de piedras para hacernos la fotos de rigor  nos dispusimos a volver a los coches, pues ya se dejaba sentir el fresco al esconderse el sol.
 
El día acabó en la venta "El detalle" tomando el tan apetecible café con el que los Trepacuestas tenemos por costumbre acabar nuestras jornadas. 
Fue para nosotros  el día 1 de noviembre de 2010 uno de esos días en que hemos compartido experiencias y hemos disfrutado de momentos, de paisajes , de olores , de sabores, ....... que ninguno de nosotros podíamos imaginar la noche anterior que íbamos a tener la oportunidad de vivir precisamente en este día y en estos lugares. 
¿ Quien lo habrá querido así?


Crónica de Celes. 

Extracto de la revista Jabega. 1982, sobre los antiguos lagares.