miércoles, 23 de febrero de 2011

LA MESA - COMARES (20-02-11)


Tengo la impresión que esta salida a Comares, la más corta en distancia que pueda recordar, ha sido un recuerdo de lo más que entrañable, ya que la posibilidad de que el grupo pueda conocer lo que a mi juicio es el verdadero corazón de la Axarquía -Masmúllar- cargada con todo ese halo de leyenda e historia a sus espaldas ha tenido que calar hondo en todos los senderistas que el pasado domingo 20 de febrero optaron por caminar por uno de los parajes más bonitos y a su vez más desconocidos de nuestra provincia.

La aventura dominguera empezó temprano, reuniéndonos una vez más en el Rincón de María sobre las 7,45 horas.

Desde hacía días que por la Cala corría el rumor de que teníamos nuevo churrero y los que apostamos por el famoso apéndice español de masa frita teníamos la curiosidad de paladear y degustar las habilidades culinarias del nuevo maestro churrero. Saciados el paladar nos preguntábamos si habíamos hecho lo correcto, pues la carretera hasta Comares podía ser un serio problema, ya que con solo pensar en las curvas que hay entre El Palo, Olías, cruce de Venta Galwey, Venta Cárdenas hasta los Ventorros era motivo de profunda preocupación.
 
Como siempre José María, Carlos, José Manuel Ruiz y un servidor coincidimos en la barra del bar al olor del aceite caliente y del café. Una breves palabras a modo de saludo y rápidamente embocábamos el autobús con nuestros otros conocidos (Carlos Mesa, la “vieja guardia”, …) así como los nuevos excursionistas que se unieron a la ruta (esto va lógicamente por Lola Ledesma, Salvador Martín, Rita y Rosa).

A estas alturas me pregunto si a los principiantes o novatos del senderismo deberíamos bautizarlos o darles la bienvenida. No quisiéramos pecar de mal educado pero para no quedar mal sostengo que algo hay que hacer y algo tenemos que pensar al respecto.

Con la idea lanzada, retomo el hilo de la crónica recordando que el suelo se encontraba mojado por la fina e intermitente lluvia de la noche anterior, recordándonos que aun estábamos en invierno y que el abrigo era necesario. Por otro lado las nubes ayudaban a dar un ambiente fresquito que se acrecentó aun más si cabe a la bajada del autobús en Comares.

Pero vayamos por partes. El camino decidido, para nuestra tranquilidad, fue por Vélez, pasando de largo el cruce de Cajiz sin recoger esta vez a José Luis que en esta ocasión no nos acompañó. Dejamos Triana, para luego enfilar la dura rampa de 7 kms. hasta la somnolienta barriada de los Ventorros de Comares, no sin antes recoger en la gasolinera Repsol de Vélez a uno de nuestros monitores y que por casualidades de la vida hizo que coincidiésemos con los senderistas del grupo de Torrox que iban a otra ruta.

Así a la 9,15 h. y con algo de fresquito -12º ambiente- (eso indicaba el termómetro del autobús) nos hacíamos la foto de rigor, no sin antes efectuar los ejercicios de calentamiento ya habituales bajo un suelo mojado.
 
A la 9,20 h. eran 31 los intrépidos excursionistas que junto a 2 monitores ascendíamos a La Mesa de Masmúllar en lo que podría definirse como la primera ruta oficial de la temporada senderista 2011 del Ayto. de Rincón de la Victoria.

Ni que decir tiene que a más de uno la rampa inicial le cogió en frío. No se porqué razón nunca se ha empezado la ruta en bajada. Sea como fuere a los 200 metros veíamos despojarse los primeros abrigos a algún que otro excursionista y se presentía que aquello iba en serio. Con la vista clavaba a la derecha con la localidad de Periana, la mole de Zafarraya al fondo discurrió los primeros momentos, hasta que enganchamos la vereda
serpenteante que con humedad y musgo en las rocas nos condujo a la entrada de la milenaria fortaleza de Masmúllar. Con un inicial reagrupamiento que sirvió para emitir los primeros suspiros por el esfuerzo empleado, menos mal que la cosa no fue a más.

Luego la imaginación hizo de lo suyo cuando pudimos disfrutar de los restos arqueológicos que esparcidos por el suelo de La Mesa ha sabido guardar aquel lugar durante varios siglos. El grupo entre asombrado y sorprendido pudo ver los silos que para recogida de grano y semilla y excavados en roca se encontraban en distintos lugares en la parte alta de La Mesa a 711 metros de altura. Un aljibe cuadrado en buen estado de conservación, junto a restos de construcción hizo lo demás. Finalmente absortos contemplamos una primitiva mesa cuadrada de piedra de varias toneladas de peso que sirvio para el prensado bien de vino o bien de aceite a los antiguos pobladores de Masmúllar y a los que no consigo dar con el gentilicio correcto.

La peña se lo tomó con filosofía serrana, cuando en una parada de carácter dietética y exigida por algunos hizo sacar bocadillos y demás delicatesen entre olivos.



Lo que no se esperaba casi nadie fue el encontrarse con el famoso aljibe mozárabe de 3 naves y que sin apenas protección, se aloja en el subsuelo de La Mesa. Aquel prodigio de construcción, que hoy dejaría pasmados a más de algún técnico, de 7,7
m. de largo, unos 5 m. de altura por 5,75 m. de ancho con forma de rectángulo, dividido en nueve compartimentos con arcos de herradura, cuatro pilas cruciformes y un cono de herradura sostiene bóvedas de aristas. Fue construido sobre el siglo XI-XIII y obtuvo la declaración de monumento artístico nacional en 1931, cuando por otro lado la realidad nos dice que nunca estuvo más abandonado y descuidado que en el año 2011.


Aquel prodigio de construcción tuvo que ser muy bien canalizado desde el exterior para recoger el agua de lluvia en aquella meseta.


Me pregunto muchas veces las razones por las que se da protección a un monumento, para luego olvidarlo y dejarlo en el más absoluto abandono. No creo que ese aljibe árabe merezca semejante situación.


Impresionados por lo visto atacamos el descenso para abordar en una bonita mañana de casi primavera el resto del itinerario.


A las 11,20 horas y por algunos minutos abordamos en fila india la carretera asfaltada que va a Comares para luego tomar a la izquierda un carril terrizo.


Sin quitar ojo a un pequeño punto blanco en el horizonte y tras algunas dudas lo identificamos como Riogordo. Lo verdaderamente bueno del lugar es que estando en las alturas puedes ver muchas cosas que ni te imaginas, siendo realmente difícil poner nombre a tantos puntos de aquella geografía axárquica.


Con algo de viento fresquito, que en modo alguno causó molestias, discurrió parte del trazado sin que pudiésemos ver despejada la cima de La Maroma, que circundada por nieve, la mantuvimos como referente una buena parte de la jornada.

A las 12,15 horas, fue el último descanso tras una larga bajada que hizo temer a más de uno lo que se nos avecinaba. Tras la paradilla, una subida intensa nos trajo a la memoria aquel final de ruta, Arenas-Sayalonga, del pasado año.


En esta subida con la vista clavada en los acantilados de Comares y sus casas colgadas fue otra de las escenas para no olvidar. Un agrupamiento en Fuente Delgada,
junto a otro aljibe abandonado, hizo que todos apretásemos los dientes hasta la otra fuente, la Gorda, que se encuentra igualmente en otro menos hermoso paraje a las afueras de Comares. Un promontorio a escasos metros de Fuente Gorda, daba testimonio de la importancia del agua en épocas pasadas. La vigilancia de un nacimiento, la necesidad de mantener limpio el manantial, fue siempre objeto de preocupación de nuestros antepasados. La atalaya existente en Fuente Gorda confirmaba lo dicho.

Lo bonito del día vino cuando pusimos pie en la calzada romana que une el carril terrizo con una de las entradas de Comares. Con una inclinación alta, trepamos, más que subimos cual tropa romana a nuestra meta. Luego un arco moderno de ladrillo en forma de herradura y en construcción, nos dio la bienvenida a la localidad. Allí nos oxigenamos contemplando ya despejada la cima Tejeda en la sierra Almijara-Tejeda y conocida también por el pequeño Pirineo.


Luego nos dirigimos a la parte del castillo de Comares (completamente desaparecido) y accedimos al cementerio para restregarnos los ojos en la formidable vista que se puede disfrutar desde ese balcón de Axarquía junto a Carmen. Y es que para los que no nos hayan acompañado sírvase decir que en aquella esquina del cementerio se encuentra el panteón o mausoleo que con la única señal o lápida bajo el nombre de Carmen tiene el privilegio de ver como amanece y anoche todos los días en la Axarquía.


Si
n saber aun quien fue Carmen o mejor dicho de quien fue la brillante idea de dar sepultura a esa mujer en aquel legendario lugar, la tropa, desconozco si para quitarse el susto del cementerio o para cumplir con la tradición abordó sin pestañear esta vez las mesas plásticas y la barra del bar “La Plaza” de Comares para empinar el codo con unas 

cervezas.




Crónica de Pablo Portillo