lunes, 30 de mayo de 2011

RUTA ACUÁTICA en 3-D por las HOCES del ARROYO JABONERO (22 de Mayo de 2011)


La elección fue sabia y los Trepacuestas no dejaron lugar a la duda sobre cual era el mejor programa que se les ofrecía. El día anterior, sábado de reflexión, en la mesa del Burguer Playa la deliberación fue corta y una vez más José Manuel con acertado criterio propuso como candidatura senderista la subida acuática por el Jabonero. Fue casualidad o coincidencia de ideología pero no hubo necesidad de votación, ni siquiera la abstención tuvo su espacio. Entre papas, camperos y pizzas y por aclamación se decidió que la salida campera fuese pasada por agua.

Luego en el Irish Swan, con un pequeño mitin de final de campaña y bajo los efectos de algunas cervezas se reivindicó eso de Senderismo real ya !!!, que a la postre nos permitió clarificar algunos detalles de la escapada.

Ni que decir tiene que el resultado fue recibido con algarabía por la juventud, a excepción de Ana Nieto y su repentina cojera. La llamada del campo sirvió para que incluso Ángel dejase atrás por unas horas su esguince y que los pequeños sacasen del trastero sus bañadores y chanclas playeras.

No hubo necesidad de madrugar, hecho que mejoró el estado de ánimo de algunos y si a eso unimos el magnífico día que se nos presentó, ello contribuyó a que la jornada dominical fuese mojadamente redonda.

Aunque la urna del Jabonero siempre está ahí, este modesto arroyo durante unas determinadas semanas al año y con suerte para los vecinos de la zona, nos da la oportunidad y emulando un poco al Chillar de Nerja, el poder disfrutar de su potencial acuático. Si bien las comparaciones son odiosas, este querido arroyo atesora un potencial ecológico muy interesante.

Pronto hubo necesidad de meterse en harina, mejor dicho en agua y sin bandera Trepacuestas que nos guiase en esta ocasión, pero uniformados con el ya clásico color rojo comenzó el disfrute de la jornada.

La expedición se encontró con unos osados motoristas de trial que con dificultad intentaban vadear un importante socavón en el torrente. Pronto se convino en tomar posesión al modo de los indignados de la Puerta del Sol madrileña en el margen derecho del arroyo bajo un frondoso olivo, para que Francis, las dos Anas, Mari Carmen y Ángel se divirtieran en una poza. Cómo sería la intensidad del baño de éstos caleños que incluso su ímpetu en el agua hizo que el croar de las ranas cesara por algunos minutos.

Todo lo anterior sirvió para que con interés Salvador, Nati, José Manuel y un servidor acometiésemos la subida por las hoces del Jabonero entre un decorado de adelfas y muchas ranas en un soleado día de finales de mayo, con las Tetas de Málaga por fondo por un lado, la Venta el Mirador por otro y el partido de los Montes de Málaga por opción senderista y que hizo más llevadera la caminata.

Al sorprendente frescor del cauce y a la sinfonía de sensaciones, junto con el ruido del agua, todo ello hacía que nuestros oídos tuviesen problemas para asumir ese estado natural de las cosas.

Entre la increíble limpieza del lecho del arroyo, la claridad del agua y sin dificultad aparente continúo el día, dando cuenta del gaseoducto Málaga-Rincón que enterrado por aquellos pagos nos llamó la curiosidad y todo ello hasta llegar a la parte final que es fácilmente identificable por un arco de acueducto a la izquierda del margen del arroyo y que nos recordó el pasado rural del Jabonero con sus huertas y bancales que por doquier jalonaban aquel bello trozo del río.
 
Una presa con un buen caudal de agua dio un ambiente peliculero o aventurero si se quiere y a los que allí nos acercamos nos llamó mucho la atención el desnivel existente. Nos sorprendió gratamente el hecho de que estando a tan escasos minutos de la nacional 340, pueda existir un paraíso abierto al público tan cerca como aquel escondido paraje.

Una vez de regreso y bajo el ya mencionado olivo y tras un frugal almuerzo Trepacuestas dimos inicio a un campeonato de lanzamiento de huesos de cerezas, donde este humilde cronista se confirmó como un buen escupidor de huesos, siendo propuesto por algunos para que con deportividad represente a los Trepacuestas en el próximo concurso de lanzamiento en la fiesta de la cereza de Alfarnate.

Conmovido por el desafío y mientras los niños disfrutaban en ese SPA natural que es el Jabonero, los mayores al raso se disponían a dar comienzo a una dura siesta, para más tarde entablar una inesperada charla pseudo filosófica con preguntas y respuestas de lo más variopintas.

Como la tertulia discurrió por un derrotero ciertamente difuso, un servidor y sin intención de causar males mayores cesó en el parloteo y H2O de por medio a escasos metros de donde parábamos localizó lo que dijimos en llamar Centro de Orientación Sintoísta del Palo ya que junto a elementos primarios como el agua, fuego y la naturaleza se cobijaba un pequeño icono en el que se podía leer ATREVETE COMO ELLA.

Contentas las féminas con la explicación dada y como la gazuza apretaba, Celes sacó a modo de conejo de una chistera un paquete de galletas de canela, cosa que fue muy aplaudido -todo un éxito en aquella hora de la tarde- y como por arte de magia desapareció sin saber bien los Trepacuestas como pudo obrar semejante truco.

Pero fue nuestro querido Francis quien en un sorpresa de las suyas nos hizo ver en 3-D aspectos de la vida que realmente nadie esperaba en aquel lugar.

Como todo lo bueno acaba, a tiempo nos batimos en retirada en busca de un helado para los pequeños, te frío en vaso largo con hielo y marcando estilo para las mujeres y el necesario y tradicional café para los hombres. La venta el Gato en Jarazmín nos acogió en una tarde de Comuniones.

Finalmente decir que sirva está pequeña crónica a modo de acta de lo que ocurrió el día de Santa Rita y pensando en el incierto futuro del senderismo en Rincón de la Victoria nos despedimos todos con Paqui y su dolor abdominal junto con Ángel camino del servicio de urgencia del Palo por su esguince.

Crónica de Pablo Portillo.



sábado, 21 de mayo de 2011

Ruta senderista de Yunquera a La Fuensanta (8-5-2011).

El domingo, día 8 de mayo, amaneció con un sol radiante, temperatura alrededor de los 20 grados centígrados, sin viento y el cielo completamente azul. Espléndidas condiciones climatológicas para celebrar las Primeras Comuniones o ir a tomar el sol a la playa o bien aprovechar un buen día de primavera para estar en contacto con la naturaleza, caminando por la montaña por un paraje maravilloso como es la Sierra de las Nieves. Lugar de extraordinaria belleza natural y con abundante vegetación.

Con botas de campo, mochila y bastón comenzó la ruta en la cafetería-taperia “Rincón de María”, lugar en el que nos habíamos citado algunos para prepararnos con un suculento desayuno a base de café con leche y churros.

Con la puntualidad habitual a las 08:15 horas el autobús que venía del Rincón de la Victoria recogió al grupo de excursionistas de La Cala del Moral y nos dirigimos al pueblo de Yunquera

Después de la presentación de los monitores que nos iban a guiar y de las fotografías del grupo compuesto por un total de 34 personas, por un camino rotulado Yunquera-Los Sauces, a las 09:30 horas comenzamos a ascender rodeados de viñas, olivos y almendros. En la cima de este montículo nos sorprendió una hermosa panorámica si mirábamos al sur, a nuestros pies estaba la torre-vigía del bonito pueblo de Yunquera, el valle del Guadalhorce con algunos de sus pueblos, la sierra de Mijas, incluso tuvimos la suerte, al ser el día soleado y claro, de ver el mar y algunos dicen que incluso vieron las grúas del puerto de Málaga y la fábrica de La Araña. Si mirábamos al norte teníamos en todo su esplendor el maravilloso Parque Natural de la Sierra de las Nieves.

La Sierra de las Nieves ubicada en pleno corazón de la Serranía de Ronda fue declarada Parque Natural en 1990 por ley y también Reserva de la Biosfera por la UNESCO, siendo la primera Reserva de la Biosfera declarada en España. También nos comentó nuestro amigo Pablo que hubo un intento de declararlo Parque Nacional y que incluso fue visitada con esa intención en unas Navidades pero estos estudios coincidieron con los años tristes y dolorosos de la reciente historia de España. El Estado español adquirió estos montes y desde mediados del siglo XX ha primado su protección y  conservación.

Tuvimos la suerte de que la lluvia había regado la sierra hace unos días y la ruta transcurrió por un lugar idóneo para los amantes de la naturaleza por sus bellos paisajes, con senderos por barrancos y cañadas que suben y bajan suavemente bajo el manto de los árboles que nos protegieron del calor.  Los aficionados a la fotografía disfrutaron de un buen día de cacería.

Actualmente las veredas son utilizadas para admirar los bellos paisajes serranos y como deleite de los sentidos por excursionistas, pero en otro tiempo cercano fueron utilizadas para otras actividades menos placenteras por caleros, leñadores, carboneros, neveros, pastores, esparteros, cazadores, mineros, ermitaños, monjes, bandoleros, maquis, etc. Personajes que han ido desapareciendo con el paso del tiempo pero al ser un lugar tan misterioso parece que en cualquier momento te puedes encontrar con algunos de ellos.

Como testigo de actividad que se desarrollaba por estas sierras y que ha desaparecido, tenemos que al comienzo del parque natural se encuentra en el margen izquierdo de un arroyo los restos de una calera que es un horno circular de unos 2 metros de diámetro y 3 metros de altura realizado con piedras y que servía para obtener la cal de la piedra caliza tras someterla a calor y a agua.  Se utilizaba como conglomerado para la construcción mezclándola con arena (posteriormente ha sido sustituida la cal por el cemento), también se utilizaba para pintar (encalar) muros y casas, he incluso para desinfectar.

Durante todo el itinerario estuvimos en un hermoso jardín salvaje de aulaga, jara, matagallos, zarzas, romero, adelfas, enebro, tomillo, espliego y otras especies del matorral mediterráneo. Flores de todos los colores y rodeados de pinos, encinas y sobre todo disfrutamos admirando algunos ejemplares jóvenes de pinsapo, joya botánica de la Sierra de las Nieves.

El protagonista indiscutible y que reina en la sierra es el pinsapo, especie exclusiva y escasa de la provincia de Málaga y de Cádiz y del norte de África en las montañas del Rif. Viven en altitudes superiores a los 1.000 metros, zonas de umbría de los barrancos y gargantas de gran humedad y fuerte pendiente y con precipitaciones abundantes. El lugar donde vive el pinsapo ha atraído desde siempre al hombre como sobrenatural, misterioso y fantástico, el pinsapar recuerda ambientes de latitudes muy lejanas del norte.

El pinsapo es un árbol muy especial que sobrevivió a  las últimas  glaciaciones y muy escaso que se caracteriza por una gran belleza, tronco recto de color gris, copa cónica perfecta en los jóvenes, en los adultos se deforma, ramas horizontales y decrecen en longitud a medida que se acerca al ápice, hojas de color verde oscuro rígidas, punzantes  y que rodean en todas las direcciones a las ramitas. Los ejemplares adultos son de color verde azulado y a su bosque se le denomina pinsapar. Soporta la ausencia de lluvia en verano y en invierno las bajas temperaturas.
 
La madera del pinsapo no se caracteriza por su calidad y su saca es difícil y cara no obstante se empleó su madera por los habitantes de la zona para cobijarse y calentarse y por sus características de árbol tan especial y único fue utilizado en determinados lugares emblemáticos como los burladeros y tendidos de la plaza de toros de Ronda y en la construcción de su Puente Nuevo, así como también se utilizó como puntales en la construcción de la Catedral de Málaga.

Dicen que: “debido a las cualidades que observaron en este árbol tan especial, fue costumbre extendida entre los lugareños, ofrecer un tronco de pinsapo lo más gordo posible a su novia como muestra de amor”.

Durante el recorrido se hizo pequeñas paradas para descansar, beber y contemplar desde los miradores naturales parajes de singular belleza.

Me impresionó particularmente la vista de la sierra Cabrilla, al fondo la sierra de Alcaparaín con su pico El Grajo, el bonito pueblo de El Burgo y el valle del río Turón que va camino del embalse del Conde de Guadalhorce.

La sierra Cabrilla también se le denomina sierra “que brilla” por los reflejos que produce el sol al amanecer y al atardecer en la falda de esta sierra al ser observadas desde Yunquera y El Burgo.

Contemplando la falda de la sierra Cabrilla se puede imaginar que, existe un pilar de agua fresca y cristalina y a la sombra de una chopera, el pastor Antonio y su señora Carmen con todo su cariño agasajan a sus familiares con un espléndido almuerzo de caldereta de cabrito, comida típica de los cortijos de la zona.

Durante la ruta escuche denominaciones de lugares emblemáticos de la zona como Puerto de la Mujer, Peñón de los Enamorados y Tajo de la Caína que estimulan la fantasía. El nombre de Puerto de la Mujer me sugiere que en este lugar vivió una serrana fuerte, vigorosa, independiente y libre. El nombre de Peñón de los Enamorados me sugiere una historia de amor con final trágico, al preferir los amantes morir despeñados antes que vivir separados. El nombre de Tajo de la Caína suena a lugar tenebroso, inquietante donde pudo sucederle una tragedia a una mujer. No vimos esos lugares, ni pasamos por el bosque de pinsapo (el pinsapar) pero así tenemos la excusa perfecta para volver otro día a la sierra de las Nieves, a ser posible con nieve recién caída.

Pasamos cerca de una antigua explotación minera, algunas de sus entradas han sido valladas para evitar accidente y nos encontramos con la zona recreativa de los Sauces,  donde se veneraba a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves. En este lugar que por su belleza no pasó desapercibido para los hombres, se puede sentir muy cerca la presencia de Dios, se peregrinó desde tiempos remotos y en el que oraron e hicieron penitencia ermitaños y después monjes en el convento de los carmelitas descalzos de la Virgen de las Nieves. Actualmente el convento está en ruinas y es propiedad privada desde la famosa Ley de Desamortización de Mendizábal.

Alrededor del convento existen unos ejemplares grandiosos de encinas centenarias que vieron pasar a Juan José Mingolla Gallardo, conocido como Pasos Largos, famoso bandolero que pasó por estos lugares. También a la sombra de una de las encinas se encuentra una placa en homenaje al suizo Charles Edmon Boissier que tuvo el mérito de comunicar al mundo científico la existencia de una nueva especie el pinsapo y lo denominó “Abies pinsapo boiss”.

Continuando el camino, la vereda se convirtió en pistas forestal y nos encontramos a grandes máquinas para limpiar y aclarar el bosque, cortijos abandonados y también dos cruceiros de piedra con un gran parecido a los utilizados en el Camino de Santiago y que se utilizaban en los cruces de los caminos para indicar la ruta al convento.

Continuamos por veredas y llegamos al Complejo Rural La Rejertilla lugar donde se pueden pasar unos días de vacaciones, descansando y disfrutando de la naturaleza con sus rutas senderistas tanto a caballo como en bicicleta. Nos recibió una joven muy amable con una bandeja de latas de cervezas muy fría y como aperitivo con unas aceitunas y una magnífica cacerola de arroz, que por arte de magia desapareció bien pronto por el famoso procedimiento de “cucharón y paso atrás”.
                                                                                                           
Dejamos La Rejertilla, montados en el autobús a las 14:45 horas, con la visión tan tierna y encantadora de una gallina y sus 10 polluelos correteando y escondiéndose en los rosales del huerto, ya que al personal se le enfriaron las piernas con la tertulia y la cerveza fría así que  no llegamos andando hasta el final de la ruta que era la zona recreativa de la Fuensanta, lugar encantador donde a la sombra de la chopera se puede comer contemplando el magnífico manantial situado detrás antiguo molino.

Agradezco a Paco, Marek y Victor que fueron nuestros guías por su  amabilidad, simpatía y por compartir sus conocimientos de esta sierra, durante aproximadamente unos 13 kilómetros y que catalogaron la ruta como de dificultad de grado medio.

Aprovecho también para felicitar a Antonio Sánchez y a sus colaboradores por su magnífica labor promocionando el senderismo en el Rincón de la Victoria y espero que continúe en los próximos años.

Dice un canto por serranas  con su vigor y fuerza:



                          “De la sierra de Ronda

                          vengo señores,

                          de buscar la serrana

                          de mis amores”.



Crónica de Salvador Nieto.




miércoles, 11 de mayo de 2011

SINFONIA DE SENSACIONES. MAYO DE 2011.


  El puente del 1 de mayo, este año con un día más, ha sido especial, pues lo hemos pasado en Arriate, en concreto en una casa rural con los amigos.

   Acompañados por la lluvia, que nos condujo, por la carretera de Ronda, hasta la localidad de Arriate. Pequeño, pero coqueto pueblo de la serranía de Ronda, con una gran afición al fútbol, y concretamente al equipo del Betis.
   
  Al atardecer, llegamos, a la rústica y “melliza” casa, que ese era su nombre, en el que viviríamos una grata experiencia. El dueño nos esperaba y nos enseñó el magnífico lugar y nos explicó, cuanto podíamos realizar en el mismo, si el tiempo nos lo permitía. La lluvia, compañera ocasional de nuestras andanzas, impidió, sin quererlo, lo que más ansiaban los niños, el disfrute de la pequeña, pero coqueta piscina.

  Una vez instalados en la casa, encendida la chimenea, dio calidez a una fría y desangelada casa, dando paso a la primera comilona del largo fin de semana.

  Al día siguiente, sábado, los mas madrugadores, salieron a recorrer los alrededores y comprobaron las magnificas vistas y fincas del lugar. No contento con el paseo, Paqui, Pablo, Celes y José continuaron la marcha hasta Arriate, donde descubrieron que los Chinos, también se habían instalado allí.

    Por la tarde, nos visitaron Nati y Salvador, que se hicieron acompañar de lo más típico de su natal Ronda, los chorizos, adquiridos en el famoso Pacón de la calle la Bola y las Yemas de Ronda, que cayeron una a una, sin tregua, por los niños, en la tarde. Los chorizos se hicieron esperar a la cena, pero ni uno quedó.
  
    Cumpliendo la promesa hecha al cura de la Cala, fuimos a visitar a su amigo, Antonio, el cura de Arriate, quien al advertir rostros nuevos y jóvenes en su parroquia, se puso      muy contento, pues la edad media de sus feligreses es superior a los de la cala. Le comentamos la excursión a la Cueva de las Piletas y nos dijo que preguntásemos por la CHARI, conocida suya y guía local.

   La noche del sábado se completó, a la luz de la chimenea, con una buena partido de dominó y unas bebidas, que a pesar de todo, hicieron el camino de regreso.
  
   El domingo por la mañana, otro día de lluvia a ratos, ya sin la compañía de Antonio que nos abandonó para estar en el 1º de Mayo del Rincón.  Dispuestos los niños en el coche con Pablo y el resto con Jose en el suyo, pusimos rumbo a Benaoján, en cuyo término municipal se encuentra La Cueva de la Pileta, que tantas sorpresas esconde en su interior.  Me cautivó de tal manera que prometo volver otra vez con Antonio.

   La carretera de acceso tiene algunas curvas y precipicios, menos de los que esperaba, aún así el viaje estuvo amenizado por las continuas bromas de José, conocedor de mi miedo a las alturas. Llegamos a la explanada donde se aparca el coche y de ahí ascendimos por la escalinata de piedra hasta la pequeña boca de entrada.   Una vez en el rellano nos dieron cita a las una de la tarde y aprovechamos el tiempo para visitar en Jimena de Libar el camping donde los menores del grupo pasaron unos días de asueto y de descanso. Sitio espectacular, rodeado de montañas, naturaleza viva, espléndida, exuberante en verano y sombreado en verano. Lugar de ensueño para disfrutar con la naturaleza y abrir los sentidos al mundo que nos rodea y que tan lejos tenemos en la rutina diaria. Los niños recordaron, no con cierta melancolía, las aventuras que disfrutaron en el verano anterior y que rememoran a diario. Dulces recuerdos que no olvidaran.

    Ya de vuelta a la Cueva, pudimos disfrutar de unas excelentes vistas a la Hoya del Harillo, donde pudimos divisar una gran variedad de flora y observar en el entorno de rocas grisáceas, hendiduras donde florece la vegetación. Tras la entrada, de pequeñas dimensiones, pasamos a la Sala de las Lámparas o también llamada Sala de los Murciélagos, donde el guía reparte candiles de petróleo y aparecieron como por arte de magia, miles de murciélagos, que llamaron al instante nuestra intención y afloraron nuestros más ocultos miedos. Angel y Jose, antorcha en mano, comenzaron la expedición al Centro de la Tierra. Las Salas se fueron sucediendo, una tras otras, todas emocionantes, escondiendo y enseñando a la vez sus tesoros. La Sala del Castillo de cuentos de Hadas, labrados en la piedra, que me recordaron las viejas batallas, que se produjeron en estas ancestrales tierras. Después, en la penumbra de la oscuridad profunda, apareció ante nuestros ojos, la Sala de los Lagos. La luz sutilmente reflejada en sus aguas, evocó la profundidad del pensamiento humano. Unos angostos y resbaladizos pasadizos, motivado por las filtraciones de agua, nos llevaron a la Sala de la Reina Mora, para a continuación llevarnos la última sorpresa que esconde la cueva, la denominada Sala del Pez, que como su nombre indica, está coronado por el dibujo monumental, sorprendente de un PEZ enorme. 
La Sala es grandiosa, y contiene dibujada toda la fauna de la época, toros, caballos, ciervos y toda la trayectoria pictórica de nuestros más remotos antepasados. Ya se vislumbraba algún PICASSO entre ellos. Por encima de nuestras cabezas, se veía un gran órgano, esculpido a lo largo del tiempo por el agua, que discurría por la gruta. El agua había compuesto magnificas figuras naturales, que hacían navegar nuestra imaginación. La misma imaginación, que ahora me hace pensar porqué pintaban. ¿Qué querían?,¿qué pretendían? Imagino e interpreto, que un acercamiento al más allá a través de la representación de lo cotidiano, de sus vivencias.

    De vuelta a la casa, me seguía preguntando todavía muchas cosas. Aún hoy lo sigo haciendo.

    También tuvimos oportunidad de visitar la cueva del Gato. En esta ocasión la visita fue exterior, porque se necesita autorización y preparación, pero también tuvimos oportunidad de descubrir su singularidad y belleza, su parecido con el felino, del que recibe su nombre. Encontramos carteles, que indicaban la prohibición de continuar sin autorización, pero como Pablo dice “los carteles y los hermanos están para no hacerles caso” y por ello los más intrépidos continuaron por el deteriorado puente que atraviesa el río, y los menos arriesgados, como Noelia, Celes y yo misma, permanecimos quietos en el umbral. Paqui, si cruzó, con tan mala suerte, que metió el pie entre los deteriorados peldaños sufriendo una aparatosa caída, sin mayores consecuencias, aunque estuvo quejándose  el resto del puente. 

   Después del descenso a las grutas del pasado y hambrientos como aquellos hombres del paleolítico, regresamos con los estómagos maullando y mugiendo a  satisfacer nuestras necesidades hambrunas.  Un pequeño asueto tras el almuerzo y una salida más por los alrededores: el olor a hierba mojada, pajarillos que cantan, el ruido del agua cuando acaricia las piedras y majestuosos árboles a lo largo del camino, invitan al relax y al olvido de problemas cotidianos. En definitiva, nos engulle un estado de paz y felicidad.   

   El lunes, camino a Ronda, ciudad de ensueño, la lluvia no empañó la belleza de la vetusta ciudad, más si cabe aún, le confirió un halo de belleza y misterio. El color de sus verdes valles, la piedra grisácea de su tajo, aderezada por el musgo que crece en él. Sus sinuosas y laberínticas calles le dan aspecto de novela de misterio, donde el viajero quedará atrapado en su túnel del tiempo.

   Salvador y Natí hicieron de improvisados cicerones por su ciudad natal. Lugar de su niñez y adolescencia. Sus palabras eran el recuerdo de sus vivencias y nos trasladaron por su propia historia, que es la de la ciudad. Sus calles empedradas, las dificultades vividas, que suben tortuosas por el desfiladero. Nos contaron vivencias, nos enseñaron lugares de ensueños. Nos adentramos en el casco histórico de la ciudad, a través de la carrera de Espinel, popularmente conocido como calle La bola, porque un año de mucha nieve, los niños hicieron una gran bola, que al descender por la empinada calle, crecía y crecía hasta llegar a la plaza de Toros. 
Recorrimos las iglesias parroquiales, de grato, creo, recuerdo para nuestros guías. Nos llevaron por la Ronda Musulmán, con sus murallas, baños y calles empedradas. Recovecos de historia, que te dejan atrapados y que en perfecta fusión, nos condujo a la España de la Reconquista, que tal fielmente se encuentra retratada en la ciudad rondeña. Los palacios, como el del Marqués de Salvatierra, que en su fachada dintelada cobija unas curiosas esculturas de origen indiano. Todo es magia, todo es misterio, todo es historia, hasta que de pronto, nos dimos de bruces con el presente, que también es pasado, pero que deseamos sea historia. La sorpresa del artesano que se dedica a la madera y que orgulloso lo enseña al pasajero curioso y con el que se fotografía.
 Después, todavía más sorpresas, el Ayuntamiento, antiguo acuartelamiento militar, la  Iglesia de Santa María La Mayor, construida sobre una antigua mezquita árabe por los Reyes Católicos.

      Y continuaron las sorpresas, la plaza de toros, arte del rejoneo y cuna de grandes toreros, de ilustres apellidos, donde Pablo, en pose torera, se fotografió. El Puente Nuevo, que cambió para siempre la fisonomía de la ciudad de Ronda, y de regreso por los jardines de la Alameda, se vislumbraba la Ronda actual, reflejo orgulloso de su pasado milenario.

       En fin, una jornada inolvidable. Ronda es una de esas ciudades que cierras los ojos, ves la historia pasar, lo abres, y sigues soñando. Es un regalo para los sentidos.

  Todo el viaje fue un regalo para los sentidos, una vuelta a lo sencillo, a lo bello, a la amistad y a lo cercano. Disfrute sin pausa y pausa para disfrutar.


            Crónica de Brígida.