sábado, 27 de febrero de 2016

RUTA PARQUE NATURAL DESEMBOCADURA DEL RIO GUADALHORCE. 21 de febrero de 2016



El domingo 21 de febrero amaneció Málaga bajo un cielo nublado que hacía prever un día lluvioso, al menos a mi me lo pareció, de hecho mi preocupación primera del día fue no llevar paraguas, al final no llovió, pero más tarde hablaremos de eso.

La " planiruta" prevista era una ruta local, desde hacía tiempo,  Celes, insistía en conocer el paraje naturalde la desembocadura del rio Guadalhorce, y allí acudimos prestos y devotos como si de religión se tratara.

Tengo que decir que esta ruta no era "santa" de mi devoción, primero porque la imaginaba demasiado corta, más bien un paseo, nada más lejos de la realidad pues en la APP del teléfono de Nati, nos salieron algo más de 11 kilómetros,  y después porque tenía la idea de que la zona era distinta, ¿como lo diría?..., cuando pasaba por allí en coche por el puente sobre el rio a la altura de los estudios de Canal Sur, mi impresión era de estar en una zona de cenagales, de agua estancada y de olor insoportable, pero afortunadamente también equivocado estaba.

Pero empezaré por el principio, Como viene siendo habitual, alrededor de la 9 de la mañana, en este caso a las 8,45, solo  cuatro Trepacuestas nos dimos cita en el mesón de María, en La Cala del Moral, para hacer acopio de carbohidratos, grasas y proteínas, es decir, desayunar a base de churros, pitufos y café. Los asistentes en esta ocasión fuimos Nati, Salvador, Celes y el que esto escribe, Jose, el resto no pudo asistir por diversos motivos, y como se les echó de menos sobremanera, se propuso volver en primavera con el pleno de los "trepas" al completo, ya que la ruta y el paraje lo merecen.

Hartitos de viandas matutinas partimos en coche hacia Guadalmar, donde según la información que teníamos, se iniciaba la ruta, concretamente partimos desde la Parroquia Santa María Estrella de los Mares donde aparcamos el vehículo, y ya a pie hasta la entrada del paraje perfectamente señalizada, de allí parten los dos senderos principales que recorren toda la zona, Rio  Viejo y Laguna grande.

La trayectoria de este rio es interesante, nace en el puerto de los Alazores, en Villanueva del Trabuco, es el más largo y caudaloso de la provincia de Málaga, en su transcurso forma el desfiladero de los Gaitanes, hoy tan de moda por el caminito del Rey y  viene a acabar su recorrido al oeste de la ciudad. Su desembocadura esta formada  por dos brazos entre los cuales se encuentra un delta donde se forma el humedal habitado y transitado por aves migratorias y que constituye el parque natural desembocadura del Guadalhorce.
 
Este humedal está formado por un complejo lagunar que a pesar de sus reducidas dimensiones, tiene un gran interés ornitológico, en parte por su proximidad al estrecho de Gibraltar. En cada laguna existen observatorios de madera para los estudiosos y eruditos al tema de las aves migratorias, miradores como  el de Lagua escondida o Laguna Grande, desde los cuales observamos las aves con unos prismáticos que llevaba Salvador, iba preparado el tío.

Sobre el tipo de aves que divisamos pido al lector que no pregunte, pues el que escribe no sabe distinguir entre un buitre y un jilguero,  aunque los que saben de esto afirman que se pueden ver, según la época del año, al Martin pescador, flamencos rosas y cigüeñas negras, ciertamente todo en espectáculo bucólico de la naturaleza.
 
Al principio comentaba como amaneció el día, plomizo, gris y nublado, después supimos que esas nubes grises no eran tales, sino una gran masa de polvo africano procedente del Sahara, y que cubría parte de la provincia y de la comunidad, y doy fe de ello por el estado que quedaron los coches, incluido el mío, en los siguientes días en los que la "nube" estuvo con nosotros.

Siempre tuve interés y curiosidad, en como sería el momento en el que el rio se fundía con el mar, ese era mi gran interés en aquella jornada de  senderismo, y mi duda tuvo respuesta, ya que los senderos bajan a la playa. Pasear por aquella playa pisando la arena peinada por las olas del levante es impagable, posiblemente sea el único tramo de playa virgen que se conserva en el litoral malagueño, hay cosas que no tienen precio y esa en una de ellas, el viento y las olas desde aquel mirador de piedra al borde del rompeolas.

Pero lo perfecto no existe y nos llamó la atención lo que hoy se llama el impacto medioambiental, y es que  de verdad impacta la cercanía de la civilización urbanística, algo que choca bastante tanto a levante como a poniente, a un lado Guadalmar, al otro Málaga y los edificios de Sacaba, o el centro acuático de Málaga, INACUA, entre otras construcciones horrendas para la cercanía del entorno, pero así es el progreso urbano. Tanto es así que nunca perdíamos de vista la torre de la iglesia donde dejamos el coche, la misma que a las 10,30 llamaba a misa dominical de 11,00 horas a los feligreses churrianeros de la costa.

La misma torre sobre la que un poco más tarde, más o menos las 10,50, una Trepacuestas insigne del grupo joven, Ana Portillo, volaba dirección a Berlín, y que tire la primera piedra el que niegue que en aquel momento no pensó:
- Anita, esto del agüita, los patos y pajaritos está muy bien, pero yo me iba contigo ahora mismo a Deutschland, ¿o no?. 

Pero nuestro sino era otro y seguimos nuestra ruta  de fin de semana por el final del rio Guadalhorce, sin dejar de estirar el pescuezo buscando la estela de aquel avión y sin querer dejarnos nada atrás y sin conocer, por lo que fuimos a ver el brazo de rio que linda con Málaga, aquí por momentos, pudimos imaginar lo que Moisés pudo sentir atravesando las aguas del mar Rojo, cruzamos por terrenos que nos prestó el mar pero que de vez en cuando venía a reclamar, ya a media mañana la pleamar se hacía notar y alentadas por el levante las olas entraban cauce arriba, en una de esas subidas del mar tuvimos que poner a prueba nuestros reflejos y nuestra velocidad en el sprint para no acabar en remojo.

En definitiva, una ruta muy recomendable y apta para todos los públicos, a pie o en bici, para jóvenes y mayores, domingueros y estudiosos ornitológicos, niños y niñas, cofrades y ateos, rondeños y pedrepaleños, para todos es asequible, interesante y sorprendente, porque al igual que nosotros seguro
que hay muchos malagueños que no saben lo que tenemos allí y animo a todo lector de esta crónica a visitar y conocer este paraje, seguro que además de sorprendido quedará encantado. Volveremos en primavera, espero y deseo que Trepacuestas al completo y prometo aprender a distinguir entre un buitre y un jilguero.

Crónica de Jose.