jueves, 23 de septiembre de 2010

Mollina-Humilladero-Laguna de Fuente Piedra. Domingo 19 de Septiembre de 2010.

El 19 de septiembre a temprana hora y junto a mis compañeros de ruta Salvador y José Manuel, desayunada en el Rincón de María de La Cala a la espera del autobús que nos condujese a Mollina. Allí conocimos por televisión de la muerte de José Antonio Labordeta, uno de los senderistas más conocidos del panorama español y que a todos nos conquistó hace 15 años con aquel inigualable programa televisivo Un país en la mochila.
Con el café atragantado por la noticia a las 8,20 h. de aquel domingo partíamos aquella mañana de fin de verano con el objetivo de inaugurar la temporada de campo. Por lo que luego me enteré éramos 45 caminantes y 3 guías los que componíamos el grupo. Sin saber muy bien el itinerario, tan solo conocíamos el destino, Fuente de Piedra, la suerte hizo que pudiéramos disfrutar de una jornada de senderismo con muy buen tiempo, algo de brisa y poco calor, circunstancia que fue de agradecer.
Con muchas caras conocidas, otras no tanto y algunas ausencias notables, todo ello hizo que primero recogiésemos a los últimos del grupo en la gasolinera del Limonar, en la ronda de este de Málaga, para poner dirección a las Pedrizas, bordear el pico de la Cabra (cima coronada meses atrás) y refugiados en la animada charla que te da el saber de tus amigos y conocidos a las 9,15 h. parábamos en el polígono industrial de Mollina para como es habitual efectuar unos ejercicios de calentamientos dirigidos esta vez por nuestros monitores Víctor y Meli.
Para sorpresa de quien relata esta crónica nos acompañó en esta ocasión un vehículo de apoyo de la Diputación Provincial de Málaga que tuvo su parte de trabajo (para los detallistas -que en todo grupo existe- decir que se trataba de un Toyota, modelo Land Cruiser gris metalizado, matrícula 1300- FLR).
Con ganas de romper el paso los primeros metros discurrieron por un carril paralelo a la A-92 dirección Antequera y con el sol de cara, mejor dicho con un cara al sol resplandeciente (cosa que para algunos no estaba en el guión) rodeamos una gasolinera abandonada y una vez pasados unos curiosos carteles metálicos con la leyenda Escenarios de Caza (semejante nombre decididamente ha contribuido a engrandecer el léxico del agro malagueño) y que ha sustituido al conocido cártel de Coto de Caza hemos aprendido que técnicamente ahora se le denomina de la forma inicialmente conocida.
Pero ahí no quedó la cosa pues muy pronto comprobamos la existencia de otra nueva y rudimentaria señal de tráfico, esta vez de aviso, que vino a completar el panorama informativo vial con un Cambio de rasante. Niños jugando.
Con el inesperado aprendizaje en materia de señales transcurrió el camino. Con los lógicos estiramientos del grupo y sus correspondientes reagrupamientos pasaron los minutos para finalmente dejar la autovía y pasar primero y en lado derecho por una báscula abandonada, para tomar una la vereda que nos conduciría pronto a una cantera sin actividad.
El campo siempre trae sorpresas si no que se lo digan a los cazadores que nos encontramos por aquellos andurriales. Digo esto pues pienso que el grupo fue el que verdaderamente sorprendió a aquellas escopetas y no al contrario. No sé si nuestro andar ahuyentó a las liebres de aquel rincón de la provincia o las liebres asustadas de estos rinconeros salieron haciendo aspavientos de nosotros.
Sea como fuere pronto encontramos la primera y única subida del día, la sierra de Humilladero, que como digo no es más que una tachuela en la vega antequerana. El camino discurrió por un bello pinar que a la sombra y con un buen grado de humedad dejado con motivo del día de lluvia del pasado viernes hizo más fácil el camino.
Pronto entre el grupo sale a colación la necesaria cerveza de final de ruta, circunstancia que viene siendo habitual en las salidas. Con la cerveza en la mente y sin encontrarnos bajo los efectos del alcohol cruzamos un par de cortafuegos, vimos algunos mojones numerados y anduvimos un buen rato entre el límite del monte público y el olivar de Mollina y Humilladero.
Dejada la vereda y con inclinación negativa (cuesta abajo) a las 11,15 horas, unas dos horas después de la salida llegábamos a una bonita y cuidada Área Recreativa llamada la Sierrecilla donde dimos cuenta según Víctor nuestro monitor de una merienda y para el común de los senderistas de un bocadillo de mañana. Merienda o bocadillo allí se acabó el pinar, encontrándonos en mitad de la ruta.
El vehículo de apoyo durante la jornada de campo tuvo su trabajo recogiendo a un par de senderistas que por algún motivo u otro no iban finos.
A las 11,50 h. reanudamos la marcha y pronto, diez minutos después, finalmente a lo lejos vimos la laguna bajo el toque de las doce campanadas de la iglesia de Humilladero. Como estábamos en alto aquello nos sirvió para recrearnos en la vista y bajo comentarios y chistes bajamos hacia Humilladero, localidad que tan solo la bordeamos, nunca entramos en sus calles principales. La provincia de Sevilla era visible en la lejanía.
Los reagrupamientos fueron constantes en aquella mañana de septiembre. Ya al descubierto, sin más sombra que las nubes que comenzaron de forma débil a cubrir el cielo de Antequera comenzó a soplar una ligera brisa que lejos de molestar sirvió para aliviar la ruta y refrescar el ambiente.
En el camino nos topamos con un arbusto del que ahora no recuerdo su nombre y que cargado de fruta todos metimos mano, para unos pasos después rodear un par de membrillos, lo que sirvió para romper la monotonía del paso y recordarnos lo cercano que se encuentra la festividad de San Miguel y de su famoso veranillo del membrillo. Atravesando la carretera MA-439 a las 12,45 h. enfilamos un nuevo carril entre olivares para atravesar por un paso subterráneo la línea del AVE.
Todos los senderistas pudimos dar cuenta del tamaño de la aceituna del lugar, lo cargados que estaban los olivos pronosticando una buena temporada en la recogida de la aceituna en aquella comarca que pronto comenzaría. 
Con olivos por todos lados sorteamos el enlace de la obra de la línea férrea -ramal en construcción- con el futuro aeropuerto de carga de Antequera. Por lo que se nos comentó in situ por uno de los monitores está proyectado la futura terminal de carga del sur de España en aquella zona. Asombrados por la desconocida noticia y de la que nos congratulamos, cruzamos minutos después, esta vez de forma sobreelevada la otra línea de ferrocarril, Sevilla-Málaga, para algunas zancadas más tarde y andando entonces sobre carril tropezarnos con el tren que movido a gasoil y con dirección Bobadilla circulada por una vía electrificada. Extrañados por tal hecho atravesamos unos hermosos campos arados de tierra roja que desembocaron en un nuevo cruce de tren está vez con barrera que no es más que un ramal que une Fuente de Piedra con alguna otra localidad desconocida.
Con un caminar sencillo llegamos a las 14,15 h. al Centro de Visitantes del Flamenco junto a la laguna tras concluir un recorrido de unos 20 kms., dando nuestro guía Víctor por concluida la jornada con los ya clásicos y rituales ejercicios de estiramiento final, para minutos después cumplir con lo que ya es la tradición. Esta vez dimos cuenta de la anhelada cerveza en el bar Stop de Fuente de Piedra que fue asaltado en tropel en escasos segundos.

Crónica de Pablo Portillo