domingo, 25 de noviembre de 2012

LA ESCALERA ÁRABE (11-11-12)



 Preocupados por la deriva que últimamente había tomando el senderismo en los Trepacuestas, Salvador y un servidor intentamos salvar la imagen corporativa del grupo realizando una salida al Chorro y de camino ascender por la conocida Escalera Árabe.

A última hora y como casi siempre, todo se decidió comiendo en derredor a una pizza. Esta vez fue Fredes quien nos acogió coincidiendo con la primera parte del Málaga Real Sociedad. Lo que si quedó claro de aquel match o reunión dietética es que el Servicio Público -SP- Salvador y Pablo se confabularon para dejar bien alto el pabellón.

Aprovechando que la mini Trepacuestas Anita Portillo tenía un torneo de voley en Álora, decidimos esta vez descansar del Rincón de María para tomar café en la cantina de la estación del Chorro junto al Sole y sus seguidores en lo que creemos tuvo que ser un concierto rural nocturno a tenor de los distintos efectos colaterales identificados en la zona.

El día fue bueno si lo comparamos con la última jornada senderista al Lucero y de la que todos esperamos lo mejor de Pepe Pascual. La lluvia fue condescendiente, con algún sustillo o amenaza de chaparrón a la vista y de la que no fue necesario impermeabilizarse.

El binomio Salvador y Pablo o Pablo y Salvador, tanto monta o monta tanto que subieron andando el once del once sobre las once por el sendero del Haza, para llegar al desvío que pronto nos dirigió a la Escalera.

Ambos quedamos sorprendidos por los efectos del último temporal en la comarca y de cómo en algunos lugares quedó bien patente la intensidad de la precipitación con volcado de piedras y barro en el carril.

La ruta nos deparó la sorpresa de poder localizar a sendos grupos de escaladores que se prestaban a ascender por la impresionante mole vertical que discurre junto a la Escalera, auténtica Meca de los trepadores locales y extranjeros. Descolocados quedamos no de la belleza del lugar, que lo merece, sino que las cordadas vistas no estaban formadas exactamente por gente del terreno. Los primeros encaramados a una soga por lo menos eran del Pirineo para arriba y los segundos eran dos muchachas finlandesas que precisamente no se dejaron atrapar por éstos dos medio árabes metidos a aficionados al alpinismo. Con finura nos dirigimos a las finesas y le dimos un poco al pico para minutos después y con el recuerdo de quien fue todo un rey moro -Omar Ben Hafsun-, seguir la empinada trocha.
 
La discrepancia surgió al terminar de subir la Escalera. Salvador dijo que fueron 175 peldaños y un servidor le hizo ver que eran 171. Ninguno se atrevió a desandar lo pateado y volver a contarlos. Eso si, absortos quedamos oteado el horizonte que majestuoso quedaba a nuestros pies.

El resto de la jornada circular fue en subida y atravesando un sembrado embarrado, para minutos después tomar carril en bajada y tras animada charla repostar con un ligaillo de los que me regala de vez en cuando mi amigo Salvador (auténtico néctar de dioses), llegar a la Estación para con un plato de migas y cerveza terminar la ruta.

Crónica de Pablo Portillo