miércoles, 15 de agosto de 2012

La REJERTILLA (6 a 10 de agosto).


En pleno pulmón de la Sierra de las Nieves, donde personajes como PasosLargos o el mismísimo Comandante Benitezdieron fama e historia a la localidad de El Burgo, un grupo de Trepacuestas y al socaire de la Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario pasaron unos días en pleno Parque Natural.
 
Aunque con algo de calor por lo veraniego del mes, junto a la pertinaz sequía que se vive en la zona, un reducido pero selecto grupo compuesto por Paqui, Pablo, Noelia, Ángel, Ana P. y Mari Carmen y con el banderín por delante, dejaron sus cosas por unos días para disfrutar en La Rejertilla[1] de un ambiente juvenil y deportivo.  

Con llegada a la finca cercano al anochecer y con la recepción correspondiente mediante un “bailecito de bienvenida” a cargo de Jorge Pérez (gerente de las instalaciones) los Trepacuestas contactaron con sus compañero/as de Campamento.  

La idea de dormir en saco en tienda de campaña, a semejanza del anterior Campamento del Robledal, hizo temblar a más de uno, pero La Rejertilla[2] fue confortable hasta en literas, duchas y cuartos de baño, cosa que es de agradecer sobre todo en quien ya peina algunas canas. Ni que decir que la intendencia corrió a cargo de la propia dirección del centro y en concreto en las buenas manos de Avelina, que con mimo nos puso en forma durante nuestra estancia.

Las actividades durante el Campamento fueron diversas y variadas, ya que ciertamente era difícil aburrirse. Pues a la falta de cobertura, lo que nos hizo ser menos esclavo de la tecnología y unido a los juegos y caminatas nocturnas del primer y tercer día, los talleres de canciones, aerobic, deportes varios, juegos diversos, catequesis, teatrillos nocturnos, “english table” en horario de almuerzo, de esta forma se consiguió cumplir con creces los objetivos del Campamento.   

Pero lo más esperado por todos fue las rutass a caballo propuestas por Isidro (infatigable trabajador de la finca) y el propio Jorge. El martes, miércoles y jueves los Trepacuestas por vez primera no tuvieran que andar sobre sus pies, sino que en esta ocasión tuvieron la oportunidad de hacerlo a lomos de caballería.
 Así que, contentos por no tener que sudar por la caminata pronto pudimos comprobar que las agujetas aparecían en nuestras piernas, pues mantener la verticalidad en una silla y emplear los muslos sobre el animal, era cosa a la que no estábamos acostumbrados. En nuestras mentes queda el recuerdo de aquellos equinos con


[1] Dejando la A-366, en paralelo al río Turón (Reserva de pesca) y tras pasar en primer lugar a la izquierda el área recreativa La Fuensanta -2,8 km- llegamos al complejo rural La Rejertilla -a 4,0 km. de la A-366-, en el mismo cauce del río.
[2] http://www.rejertilla.com/

 
nombres como Jerezana, Pampero, Atenea, Minerva, Guaraní, Mermelada, Portuguesa, Cordobesa y Pegaso y que con paciencia nos soportaron.


Por otro lado la escalada puso a punto el grado de vértigo de todos, pues contemplar como se empleaban a fondo los más jóvenes en aquella pared rocosa, era cosa que hizo tambalearse de impresión a quien ahora relata lo ocurrido.  Y es que no hay nada mejor que contar 14 años y todo el mundo por delante. Con decisión los nuestros abordaron la vía abierta en roca y desplegaron con sapiencia sus habilidades debidamente asegurados con arneses, cuerdas, cinturones y casco.

Con noches fresquitas y mañanas soleadas a 650 metros sobre el nivel del mar, pasamos los días y las noches.

Los calores del medio día se solucionaron de la forma más rural posible. Una gran alberca nutrida con agua fresca de un afluente del río Turón resultó la solución ideal para descansar y olvidarnos del mes de agosto.

Cierto y verdad es que aquel lugar tuvo la gran virtud de hacernos dejar de lado por unos días de nuestras obligaciones cotidianas y centrarnos en aspectos que hemos olvidado. El cambio del mundo urbano al mundo rural se hacía necesario. Y es que no dejamos de ser unos verdaderos “urbanitas” que de vez en cuando añoran el campo.

Con humor y ganas de pasarlo bien pasaron los días sin más sobresaltos, hasta que en la última noche se organizó para regocijo de todos un teatrillo que fue muy aplaudido por los asistentes.

La mañana del viernes sirvió para que tras el olímpico desayuno y recogida de enseres y bultos, cabalgar esta vez a lomos de autocares Paco Núñez llegando a destino en La Cala del Moral sobre las 13,30 horas.


Ahora algunos sueñan con su próximo Campamento.


Crónica de Pablo Portillo.