El día de Reyes a última hora un servidor junto con mi hermano Andrés y ante el día de regalo que se
nos presentaba a la vista nos propusimos abordar uno de las rutas más bella a
la par que agrestes de la geografía malagueña, en plena sierra Almijara, zona oriental de la provincia.
Como era lunes y nuestro peculiar punto
de partida -El Rincón de María- se
encontraba cerrado, dimos inicio a la jornada senderista presentando nuestros
respetos ante una crujiente ración de churros con café en la barra del bar El Mirador.
Completado el trámite llegamos a la
localidad que da nombre al Ingenio Ntra.Sra. del Carmen, para descender a las primeras de cambio una inclinada rampa
hasta llegar al mismísimo cauce del Higuerón
con una temperatura más bien fresquita.
Pronto el run run del agua ahogó el silencio del paraje al menos hasta
completar la mitad de la ruta en la que quedamos sordos de tanto ruido y al que
ciertamente estábamos desacostumbrados. El día de invierno prometía y el
proyecto de sortear con agua el lecho del río sin mojarnos era un aliciente que
nos motivó aun más si cabe a la hora de enfrentarnos con este nuevo reto. Ni
que decir tiene que esta ruta está concebida como una actividad acuática para
niños a realizar en la calurosa estación de verano.
Pronto o muy pronto atravesamos el
primer gran cañón con paredes verticales, que junto a una cabreriza con
alambradas custodiadas por una acequia nos dio la bienvenida con una gran
alberca de aguas verdes que sirvió para inmortalizarnos.
Unos minutos después nos topamos con
una extraña zona recreativa conocida bajo el nombre de Pinarillo
espeso
que con mesas, bancos y asadores se encuentra en el mismo Higuerón y sin posibilidad alguna de acceder por otro medio que no
sea a pie.
Serpenteando el curso del río los
guijarros y piedras iban complicando el avanzar. Como el saltar de piedra en
piedra se hizo necesario, la primera metedura de pata en agua vino inevitable.
Primero fue mi pie izquierdo para renglón seguido mojarme el derecho y de esta
guisa continuar la lenta ascensión por este increíble paraje natural de
parecidas hechuras al cercano Chíllar
a escasa distancia y en paralelo a donde nos encontrábamos.
Encajonado el río en esas paredes rectas,
el sol de enero no aparecía más que en algún ensanche de la rambla. La umbría y
la humedad se hacían patentes en cualquier rincón del camino. Con un caudal de
agua muy aceptable y con más de una hora de caminata, nuestra vista quedó clavada
al norte con el pico Lucero que
majestuoso nos dio una visión totalmente distinta a la que sufrimos el pasado mes de octubre cuando hollamos cima sin ver casi
nada.
Si no fuese por mi particular guía Andrés casi no reparo en el verdadero
motivo que da nombre a la ruta, pues una bonita higuera silvestre junto a una
fuente en el mismo cauce del río es el que sirve para dar fama y leyenda a esta
espléndida zona de la
Axarquía.
Dejado el lecho del Higuerón por mor de unas cascadas
imposibles de superar por lo intempestivo de la época invernal junto al poco
interés en mojarnos, nos tiramos al monte ganando altura y a modo de cuesta de enero sorteamos hoces y
gargantas y así poder disfrutar también del paisaje y arbolado del lugar.
Tras tres horas y media de andadura
llegamos lo que se denomina en el argot forestal la balsa que no es más que un
aljibe redondo utilizado por los helicópteros en labores contra incendios.
Lo interesante de la jornada vino
cuando tomamos carril y de bruces nos fotografiamos banderín incluido con lo
que sigue siendo el desafío pendiente de los Trepacuestas, el mítico Cisne
que con sus 1486 m.s.n.m.
es un reto que nos motiva culminar algún día. La cordillera de la sierra de En medio, el Almendrón, el Lucero
constituyen nuestro particular Himalaya local malagueño.
En bajada por el carril de Puerta Verde dirección Frigiliana pasamos
por lo que se denomina Puerto Blanquillo,
lugar que los Trepacuestas siempre
habíamos atribuido a otra la zona cercana y ubicada en lo que se conoce como Puerto de Cómpeta camino de la cantera
en dirección Játar que conduce al pico
el Lucero viniendo desde la Fábrica.
Con parada a las 14,00 h. en la abandonada
venta Cebollero para tomar un bocado,
por unos instantes charlamos con un par de extranjeros -él británico y ella
teutona- que con su perro paseaban su tercera edad con bastante dignidad por
aquellas veredas de sierra Almijara.
Al reclamo del Acebuchal, espléndido ejemplo de recuperación de un diseminado abandonado
tras la guerra y reconvertirlo en alojamiento rural, compartimos en el único
bar existente cerveza con jamón y queso para 7 siete kms después de travesía
con asfalto incluido llegar al punto de inicio
Finalmente la ruta circular de unos
20 kms y 7 horas de duración se cerró a las 16,30 h tomando acomodo al sol de
tarde en la terraza del bar Virtudes
frente al Ingenio en C/ San Sebastián 13 y degustar nuestro correspondiente
café, esta vez acompañado de una exquisita torta de Algarrobo y firmar una postal de recuerdo sobre lo que fue la
primera ruta del año Trepacuestas
2013
Crónica
de Pablo Portillo