martes, 11 de mayo de 2010

RUTA FRIGILIANA-CRUZ DE PINTO. 25 de Abril de 2010

Salió tarde el autobús por la gran acogida de esta ruta, que fue anunciada como fácil, pero que no lo resultó tanto. El ayuntamiento colgó el cartel de completo y eso se notó. Nuevas caras, ilusiones por compartir e historias por contar. Todo cabe en un domingo de senderismo, rodeado de amigos y de desconocidos, que al poco tiempo ya no lo son. Nos encontramos en Frigiliana con José y Emilio, nuestros guías en esta ruta y también con los senderistas de Alcaucín y con otros senderistas que se unieron a la fiesta. 70 al menos partimos desde Frigiliana rumbo a la Cruz de Pinto, pasando por el río Higuerón.

Sorprendente para la vista las cascadas que se divisaban en la montaña. Fotografiadas de mil formas. Sorprendente también donde nuestros antepasados prehistóricos vivían. Nombre tiene el poblado, pero ahora no me acuerdo del mismo.

La ruta transcurrió con sobresaltos. Desde la caída de Ángeles, hasta el agua que discurría por el río y que ralentizó la marcha del grupo, que no venía preparado para el agua fresca en el mes de Abril. Al final, la mayoría optamos por mojarnos los pies y disfrutar de la húmeda y fresca materia en nuestros doloridos pies.

La ruta resultó atractiva por la multitud de paisajes que discurren en tan poco espacio. El verdor de la montaña amenizada con multitud de árboles y monte bajo dieron colorido, sabor y olor a esta ruta. Los más avezados pudieron disfrutar de las pendientes, que no fueron escasas a lo largo del recorrido y los menos avezados pudieron disfrutar del paisaje y la variada gama de colores del monte nerjeño.

Cruzamos la Alberca del Batán, antigua fábrica de papel, hoy derruida y sin uso y que seguro que sirve en verano de piscina para los que crucen el río higuerón. Tengo que advertir que el baño se encuentra prohibido por la gran profundidad y peligrosidad de la alberca, pero seguro que son muchos los que desoyendo los consejos y las prohibiciones se atreven con el chapuzón.

Continuamos por el cauce del río, con dirección a una zona recreativa, preparada para la ocasión. Cerca ya del punto final, la profundidad del agua y la fuerza de la misma, nos impidieron continuar, a excepción de tres valientes, entre ellos Carlos Mesa, que venía por primera vez y que va a repetir, que cruzaron el cauce, pero sólo sirvió para que parásemos y diésemos cuenta de los bocadillos, preparados para la ocasión. En esta, cuando nos encontrábamos en plena faena, Alfredo, senderista de Alcaucín, y que fue uno de los valientes que cruzaron el cauce del río, tuvo la brillante idea de hacer un sendero de piedra. Se entretuvo en coger las más grandes del río e intentar hacer ese camino. Al final desistió, cruzó y se cayó al agua del río, para sonrisa y risas de los que tan tranquilamente nos comíamos el bocadillo, pero no perdíamos detalle de las intenciones del susodicho.

Después de engullir los bocadillos, nos dimos la vuelta y nos tuvimos que zambullir en el río. Al final, tuvimos que cruzar por el torrente de agua, para coger el sendero que nos llevaba a la Sierra de Enmedio. La subida por esta sierra fue complicada, sobre todo por la amplitud del grupo y los distintos niveles de preparación de los componentes. La organización perfecta y las quejas muchas, que le vamos a hacer, al campo se va a disfrutar y a sufrir. Las vistas fueron estupendas, ya que desde allí se divisaba Nerja, Frigiliana, y el famoso río Chillar, que fue objeto de comentarios por muchos y de organización para visitarlo en verano. Por el camino nos encontramos el famoso esparto. No en vano fue la base de la economía de la zona y aún hoy todavía se realizan muchos utensilios en esparto.

Cuando terminamos la sierra de enmedio, y se vislumbraba la imponente subida a la Cruz de Pinto, los guías con buen criterio ofrecieron la opción de subir a los que quisieran y el resto nos podían esperar abajo. Muchos optamos por subir y el esfuerzo de 20 minutos de subida mereció la pena. Nos encontramos con espectaculares vistas y con la Cruz de Pinto, que guardaba varios secretos, el cautivo y la Virgen del Carmen. Después de las fotos de rigor, la bajada fue rápida y con trampa para algunos que cogieron un atajo, pero no tuvieron la oportunidad de ver el Cortijo Florencia. Finalmente llegamos después de cinco horas de caminata al río higuerón, donde de nuevo surgieron las dificultades para cruzarlo. Yo encontré el camino para no mojarme, pero viendo el tiempo que el resto de los senderistas tardaban en cruzarlo, opté por despojarme de mis zapatos y calcetines y zambullir mis doloridos pies, ahora era verdad, en la fresca agua del río Higuerón. Fue mano de santo, en este caso, agua de santo, porque mis dolores desaparecieron y pude subir a toda velocidad la escarpada subida que nos esperaba como fin de ruta. Bueno, la sorpresa era que al pueblo faltaba tres kilómetros, pero no por el campo, sino por la carretera, por lo que decidí, utilizando mi influencia, llamar al autobús y que nos recogiera en ese lugar, evitando los tres peligrosos kilómetros que nos separaban del pueblo y de la parada.

Finalmente, tengo que manifestar que se rompió en esta ruta una tradición, instaurada hace ya varias rutas, que era la cerveza al finalizar la misma. Por decisión democrática de la mayoría se suprimió la cerveza. Pero no importó, porque algunos nos la tomamos en el final de ruta. En mi caso en compañía de Carlos Mesa y me costa que Isis, también hizo grupo y le dieron las tanta.

En definitiva, una magnifica ruta, una magnifica compañía y un magnifico día. Hasta la próxima, que será el 23 de mayo en Antequera.

Saludos y hasta la próxima.


Crónica de Antonio Sánchez.