sábado, 21 de mayo de 2011

Ruta senderista de Yunquera a La Fuensanta (8-5-2011).

El domingo, día 8 de mayo, amaneció con un sol radiante, temperatura alrededor de los 20 grados centígrados, sin viento y el cielo completamente azul. Espléndidas condiciones climatológicas para celebrar las Primeras Comuniones o ir a tomar el sol a la playa o bien aprovechar un buen día de primavera para estar en contacto con la naturaleza, caminando por la montaña por un paraje maravilloso como es la Sierra de las Nieves. Lugar de extraordinaria belleza natural y con abundante vegetación.

Con botas de campo, mochila y bastón comenzó la ruta en la cafetería-taperia “Rincón de María”, lugar en el que nos habíamos citado algunos para prepararnos con un suculento desayuno a base de café con leche y churros.

Con la puntualidad habitual a las 08:15 horas el autobús que venía del Rincón de la Victoria recogió al grupo de excursionistas de La Cala del Moral y nos dirigimos al pueblo de Yunquera

Después de la presentación de los monitores que nos iban a guiar y de las fotografías del grupo compuesto por un total de 34 personas, por un camino rotulado Yunquera-Los Sauces, a las 09:30 horas comenzamos a ascender rodeados de viñas, olivos y almendros. En la cima de este montículo nos sorprendió una hermosa panorámica si mirábamos al sur, a nuestros pies estaba la torre-vigía del bonito pueblo de Yunquera, el valle del Guadalhorce con algunos de sus pueblos, la sierra de Mijas, incluso tuvimos la suerte, al ser el día soleado y claro, de ver el mar y algunos dicen que incluso vieron las grúas del puerto de Málaga y la fábrica de La Araña. Si mirábamos al norte teníamos en todo su esplendor el maravilloso Parque Natural de la Sierra de las Nieves.

La Sierra de las Nieves ubicada en pleno corazón de la Serranía de Ronda fue declarada Parque Natural en 1990 por ley y también Reserva de la Biosfera por la UNESCO, siendo la primera Reserva de la Biosfera declarada en España. También nos comentó nuestro amigo Pablo que hubo un intento de declararlo Parque Nacional y que incluso fue visitada con esa intención en unas Navidades pero estos estudios coincidieron con los años tristes y dolorosos de la reciente historia de España. El Estado español adquirió estos montes y desde mediados del siglo XX ha primado su protección y  conservación.

Tuvimos la suerte de que la lluvia había regado la sierra hace unos días y la ruta transcurrió por un lugar idóneo para los amantes de la naturaleza por sus bellos paisajes, con senderos por barrancos y cañadas que suben y bajan suavemente bajo el manto de los árboles que nos protegieron del calor.  Los aficionados a la fotografía disfrutaron de un buen día de cacería.

Actualmente las veredas son utilizadas para admirar los bellos paisajes serranos y como deleite de los sentidos por excursionistas, pero en otro tiempo cercano fueron utilizadas para otras actividades menos placenteras por caleros, leñadores, carboneros, neveros, pastores, esparteros, cazadores, mineros, ermitaños, monjes, bandoleros, maquis, etc. Personajes que han ido desapareciendo con el paso del tiempo pero al ser un lugar tan misterioso parece que en cualquier momento te puedes encontrar con algunos de ellos.

Como testigo de actividad que se desarrollaba por estas sierras y que ha desaparecido, tenemos que al comienzo del parque natural se encuentra en el margen izquierdo de un arroyo los restos de una calera que es un horno circular de unos 2 metros de diámetro y 3 metros de altura realizado con piedras y que servía para obtener la cal de la piedra caliza tras someterla a calor y a agua.  Se utilizaba como conglomerado para la construcción mezclándola con arena (posteriormente ha sido sustituida la cal por el cemento), también se utilizaba para pintar (encalar) muros y casas, he incluso para desinfectar.

Durante todo el itinerario estuvimos en un hermoso jardín salvaje de aulaga, jara, matagallos, zarzas, romero, adelfas, enebro, tomillo, espliego y otras especies del matorral mediterráneo. Flores de todos los colores y rodeados de pinos, encinas y sobre todo disfrutamos admirando algunos ejemplares jóvenes de pinsapo, joya botánica de la Sierra de las Nieves.

El protagonista indiscutible y que reina en la sierra es el pinsapo, especie exclusiva y escasa de la provincia de Málaga y de Cádiz y del norte de África en las montañas del Rif. Viven en altitudes superiores a los 1.000 metros, zonas de umbría de los barrancos y gargantas de gran humedad y fuerte pendiente y con precipitaciones abundantes. El lugar donde vive el pinsapo ha atraído desde siempre al hombre como sobrenatural, misterioso y fantástico, el pinsapar recuerda ambientes de latitudes muy lejanas del norte.

El pinsapo es un árbol muy especial que sobrevivió a  las últimas  glaciaciones y muy escaso que se caracteriza por una gran belleza, tronco recto de color gris, copa cónica perfecta en los jóvenes, en los adultos se deforma, ramas horizontales y decrecen en longitud a medida que se acerca al ápice, hojas de color verde oscuro rígidas, punzantes  y que rodean en todas las direcciones a las ramitas. Los ejemplares adultos son de color verde azulado y a su bosque se le denomina pinsapar. Soporta la ausencia de lluvia en verano y en invierno las bajas temperaturas.
 
La madera del pinsapo no se caracteriza por su calidad y su saca es difícil y cara no obstante se empleó su madera por los habitantes de la zona para cobijarse y calentarse y por sus características de árbol tan especial y único fue utilizado en determinados lugares emblemáticos como los burladeros y tendidos de la plaza de toros de Ronda y en la construcción de su Puente Nuevo, así como también se utilizó como puntales en la construcción de la Catedral de Málaga.

Dicen que: “debido a las cualidades que observaron en este árbol tan especial, fue costumbre extendida entre los lugareños, ofrecer un tronco de pinsapo lo más gordo posible a su novia como muestra de amor”.

Durante el recorrido se hizo pequeñas paradas para descansar, beber y contemplar desde los miradores naturales parajes de singular belleza.

Me impresionó particularmente la vista de la sierra Cabrilla, al fondo la sierra de Alcaparaín con su pico El Grajo, el bonito pueblo de El Burgo y el valle del río Turón que va camino del embalse del Conde de Guadalhorce.

La sierra Cabrilla también se le denomina sierra “que brilla” por los reflejos que produce el sol al amanecer y al atardecer en la falda de esta sierra al ser observadas desde Yunquera y El Burgo.

Contemplando la falda de la sierra Cabrilla se puede imaginar que, existe un pilar de agua fresca y cristalina y a la sombra de una chopera, el pastor Antonio y su señora Carmen con todo su cariño agasajan a sus familiares con un espléndido almuerzo de caldereta de cabrito, comida típica de los cortijos de la zona.

Durante la ruta escuche denominaciones de lugares emblemáticos de la zona como Puerto de la Mujer, Peñón de los Enamorados y Tajo de la Caína que estimulan la fantasía. El nombre de Puerto de la Mujer me sugiere que en este lugar vivió una serrana fuerte, vigorosa, independiente y libre. El nombre de Peñón de los Enamorados me sugiere una historia de amor con final trágico, al preferir los amantes morir despeñados antes que vivir separados. El nombre de Tajo de la Caína suena a lugar tenebroso, inquietante donde pudo sucederle una tragedia a una mujer. No vimos esos lugares, ni pasamos por el bosque de pinsapo (el pinsapar) pero así tenemos la excusa perfecta para volver otro día a la sierra de las Nieves, a ser posible con nieve recién caída.

Pasamos cerca de una antigua explotación minera, algunas de sus entradas han sido valladas para evitar accidente y nos encontramos con la zona recreativa de los Sauces,  donde se veneraba a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves. En este lugar que por su belleza no pasó desapercibido para los hombres, se puede sentir muy cerca la presencia de Dios, se peregrinó desde tiempos remotos y en el que oraron e hicieron penitencia ermitaños y después monjes en el convento de los carmelitas descalzos de la Virgen de las Nieves. Actualmente el convento está en ruinas y es propiedad privada desde la famosa Ley de Desamortización de Mendizábal.

Alrededor del convento existen unos ejemplares grandiosos de encinas centenarias que vieron pasar a Juan José Mingolla Gallardo, conocido como Pasos Largos, famoso bandolero que pasó por estos lugares. También a la sombra de una de las encinas se encuentra una placa en homenaje al suizo Charles Edmon Boissier que tuvo el mérito de comunicar al mundo científico la existencia de una nueva especie el pinsapo y lo denominó “Abies pinsapo boiss”.

Continuando el camino, la vereda se convirtió en pistas forestal y nos encontramos a grandes máquinas para limpiar y aclarar el bosque, cortijos abandonados y también dos cruceiros de piedra con un gran parecido a los utilizados en el Camino de Santiago y que se utilizaban en los cruces de los caminos para indicar la ruta al convento.

Continuamos por veredas y llegamos al Complejo Rural La Rejertilla lugar donde se pueden pasar unos días de vacaciones, descansando y disfrutando de la naturaleza con sus rutas senderistas tanto a caballo como en bicicleta. Nos recibió una joven muy amable con una bandeja de latas de cervezas muy fría y como aperitivo con unas aceitunas y una magnífica cacerola de arroz, que por arte de magia desapareció bien pronto por el famoso procedimiento de “cucharón y paso atrás”.
                                                                                                           
Dejamos La Rejertilla, montados en el autobús a las 14:45 horas, con la visión tan tierna y encantadora de una gallina y sus 10 polluelos correteando y escondiéndose en los rosales del huerto, ya que al personal se le enfriaron las piernas con la tertulia y la cerveza fría así que  no llegamos andando hasta el final de la ruta que era la zona recreativa de la Fuensanta, lugar encantador donde a la sombra de la chopera se puede comer contemplando el magnífico manantial situado detrás antiguo molino.

Agradezco a Paco, Marek y Victor que fueron nuestros guías por su  amabilidad, simpatía y por compartir sus conocimientos de esta sierra, durante aproximadamente unos 13 kilómetros y que catalogaron la ruta como de dificultad de grado medio.

Aprovecho también para felicitar a Antonio Sánchez y a sus colaboradores por su magnífica labor promocionando el senderismo en el Rincón de la Victoria y espero que continúe en los próximos años.

Dice un canto por serranas  con su vigor y fuerza:



                          “De la sierra de Ronda

                          vengo señores,

                          de buscar la serrana

                          de mis amores”.



Crónica de Salvador Nieto.