sábado, 21 de enero de 2012

Acampada en “El Robledal” los días 14 y 15 de enero de 2012

La parroquia de La Cala del Moral ha organizado una acampada en la naturaleza para un fin de semana, en pleno invierno en un espléndido lugar: “El Robledal”. Dirigida a jóvenes que se están preparando para recibir la Primera Comunión y otros para recibir el sacramento de la Confirmación, en total veintisiete jóvenes y doce adultos, algunos trepacuestas nos hemos apuntado al evento.


Salimos a las 07:00 horas en el autobús de Paco, dirección Alhama de Granada. Pasamos por el embalse de La Viñuela y subimos hasta el boquete de Zafarraya, ya en la provincia de Granada nos dirigimos hasta la Alcaicería. En este punto, tomamos el carril y gracias a la pericia de Paco nos acercó hasta la zona de acampada.

El Robledal está equipado con aseos, cocina, barbacoas, mesas y bancos de piedras, zona de acampada y aparcamientos.

Después de instalarnos convenientemente, el programa indicaba que la actividad de la mañana del sábado era realizar una ruta senderista por grupo y de las tres propuestas cada uno realizó la más adecuadas a sus condiciones físicas.

Siete excursionistas se dirigieron a realizar el sendero El Robledal-La Maroma. El ascenso al pico de La Maroma por su cara norte es un recorrido muy atractivo del Parque Natural “Tejeda, Almijara y Alhama” muy conocido por los senderistas de Málaga.

Desde el Robledal a 1.000 metros
de altitud se inicia el ascenso hasta alcanzar el techo de la provincia de Málaga con 2.065 metros que corresponde a la cima de La Maroma. Se pasa por el mirador del Temple, el barranco de los Presilleros y por el paraje denominado el Salto del Caballo, entre otros lugares emblemáticos del lugar. En las zonas de umbría nos encontramos con algunos ejemplares del Tejo, árbol que da nombre a la sierra de Tejeda, también vimos un rebaño de cabras monteses, símbolo de estas sierras. Salimos a las diez de la mañana y a las cuatro y media de la tarde estábamos de vuelta. Esta ruta es espectacular, en la cima muchísimo frío y con niebla, así que no contemplamos la impresionante vista de la Axarquía y del mar Mediterráneo, otra vez será. Se echó de menos a algunos trepacuestas que no hicieron la peregrinación a esta hermosa cumbre malagueña.

Otro grupo de diecisiete senderistas realizaron la ruta El Robledal-Vista Panorámica del Temple. El final de la ruta es un magnífico mirador natural desde donde se divisa Sierra Nevada, el valle del Temple y la Sierra de Jatar y bajo los pies un extenso bosque de pinos.

El resto del grupo hicieron la ruta El Robledal-Los Barracones. La marcha se inicia por un carril rodeado de cedros y pinos, hasta llegar a un cruce, en el que un cartel de madera indica hacia la izquierda el camino a La Maroma y hacia la derecha los Barracones. La longitud total del recorrido es de unos 5 kilómetros que discurren por la pista  forestal y veredas muy asequibles.


La tarde del sábado se dedicó a actividades de catequesis, juegos y preparar las actuaciones de la velada de la noche.

El tema de la catequesis del sábado fue: “La huella de Dios en la naturaleza”.  Así que todas las actividades de lecturas, diálogos y oraciones eran para resaltar la belleza y el orden que existe en la naturaleza creada por Dios.


Antes de la cena apareció Nati con una botella de dos litros de moscatel pálido de Moclinejo y que fue muy celebrado por todos los adultos como reconstituyente para defendernos del frío. Fue administrado convenientemente, repartiendo en cada vaso un dedo por cabeza y así llegó incluso hasta el almuerzo del domingo.
En la cena se comió caldo de puchero con fideos, perritos calientes, patatas fritas y yogur.

A las 21:00 horas, alrededor de un gran fuego hecho al aire libre, comenzó una animada y maravillosa velada en la que compartimos la fiesta y la alegría, en la que todos fuimos actores y espectadores a la luz del camping-gas y de las linternas.

La presentadora Rosa Gómez, la animadora más famosa de radio Palangana, que no defraudo a su numerosa afición realizando una actuación magistral en la velada, nos presentó a los insuperables y extraordinarios grupos artísticos que nos deleitaron con sus actuaciones: los robles, los abetos, los encinas, los castaños, los acebos y los tejos.

A las 10:30 horas como el frío embestía por derecho, nos metimos muy abrigados en las tiendas y en los sacos de dormir y a disfrutar del colchón grande y duro: el hermoso suelo. A algunos se les olvidó limpiar de piedras debajo de las tiendas y durante toda la noche los riñones se estuvieron quejando, mientras para pasar el tiempo los pies se restregaban para entrar en calor.

A las siete de la mañana sonó el despertador: ¡Papá, papá quiero hacer pipí! ¡Niño hazlo! ¡No puedo que Paqui ha prohibido salir de la tienda! ¡Niño abre la cremallera de la tienda y hazlo detrás de un árbol!.

Al amanecer a toque de diana se despertó a la tropa al grito de ¡A levantarseeeeeee….! Una hermosa y blanca escarcha que cubría el campo nos dio los buenos días.

Los comentarios que se escucharon al levantarse fueron del tipo: “yo he pasado mucho frío”, “yo calor”, “toda la noche me he estado clavando una piedra en la espalda”, “Toda la noche he estado frotándome los pies para entrar en calor”, “tú si que roncas”, “pues yo he dormido muy bien”.

Unos ejercicios físicos dirigidos por los monitores Raúl Javier y un buen desayuno compuesto de leche caliente, una estupenda rebanada de pan con mantequilla o aceite junto a la hoguera nos hizo entrar rápidamente en calor.

En la mañana del domingo, la catequista Rosa nos deleitó con una clase práctica de botánica y así entre preguntas de los más pequeños y de los adultos nos fue enseñando las características de las plantas de la zona como: pinos, encinas, nogales, castaños, robles enebros, coscoja, romero, tomillo, cola de caballo.  Finalmente propuso que se realizara un dibujo sobre la naturaleza y la mayoría eligieron al simpático burro que no nos quitó ojo durante toda la clase.

Las actividades de la catequesis del domingo trataron sobre el tema: “La belleza del amor humano: la amistad”. El amor a los demás nos acerca a Dios.

A las 13:00 horas, en un templo especial que fue una explanada rodeados de castaños sin hojas, como techo el cielo con algunas nubes, como solería las hojas y la tierra y presidiendo el altar la bandera de Nuestra Señora del Rosario celebramos la Santa Misa.

La música de la naturaleza y de las dos guitarras, así como los cantos religiosos, especialmente del grupo de adulto, brilló por su hermosura. Las celebraciones de la Santa Misa en la naturaleza son diferentes y tiene un encanto especial.

En el almuerzo, alrededor de la hoguera, nuestro magnífico cocinero Antonio Zumaquero, nos deleitó con otra exquisitez culinaria, elaboró un espléndido arroz caldoso, acompañado con postre de mandarinas y manzanas. También como el domingo era el cumpleaños de Guillermo, su madre llevo un par de bizcochos muy sabrosos que desaparecieron en un pestañeo.

Después de recoger las tiendas de campaña y hacer una limpieza a fondo de toda la zona de acampada, todos recibimos premios (diplomas honoríficos) en un gran acto que se celebró alrededor del fuego y que sirvió para reconocer la labor de cada unos de los asistentes en la acampada.

A las 5 de la tarde, cuando estábamos cargando el autobús para volver a nuestro pueblo nos despidió la lluvia, nos escapamos por muy poco del agua.

Nos despedimos en la puerta de la iglesia de La Cala del Moral sin ninguna novedad que resaltar.

 Me quedo con el comentario de una trepatienda, al bajarse del autobús, de las que protestan mucho cuando salen al campo, se le escapó “lo he pasado muy bien”.

Mi enhorabuena a todos los participantes en la acampada y a los organizadores de la misma y en especial a la trepacuesta Paqui Robles por su gran trabajo antes y durante la acampada y por haber sido una estupenda “jefa”.

Frío hemos pasado pero también hemos compartido un estupendo fin de semana de convivencia en la naturaleza con los amigos, sin máquinas electrónicas y sin teléfonos móviles también se puede pasar muy bien.


Crónica de Salvador Nieto

sábado, 7 de enero de 2012

SALARES. 2 de Enero de 2012

Los Trepacuestas no se lo pensaron dos veces y el domingo 1 de enero sobre las 21,45 horas decidimos de forma improvisada inaugurar el año senderista 2012 con una inicial marcha al día siguiente. José Manuel propuso como destino la localidad de Salares, en concreto el sendero del puente romano.

Aprovechando que el lunes 2 era festivo, a las 11 horas, 11 Trepacuestas 11, con un 4-3-3 por formación nos fuimos a la montaña (4 Zumaqueros; 3 Ruices, 1 Ayala y 3 Portillos). Así pues todos quedamos citados en el lugar habitual para en dos coches desplazamos a las tierras altas de la Axarquía, no sin antes darnos un sustillo en plena autovía de Vélez por mor de un perro que despistado vagaba en mitad de la calzada. Tras reponernos del incidente canino continuamos por la serpenteante carretera de Algarrobo a Cómpeta siguiendo a una destartalada furgoneta Mercedes amarilla de unos hippies -más vieja que un núo-  y llegar sin más novedad a Salares a eso del medio día.

Un bonito día de luz casi sin nubes aguardaba al banderín Trepacuestas. Sin embargo un viento de poniente racheado hizo abrigarnos durante las paradas en este inesperado día de invierno.

Con foto oficial de salida junto a una piedra cónica de molino en el mismo pueblo sirvió para inaugurar el rally fotográfico de este año bisiesto. Luego todos posamos, cual modelos de pasarela, sobre un auténtico puente pasarela de piedra de casi 2.000 años de historia y de esta guisa Rosita, Ángel, Carmencita, Javi, Ana, Celes, Paqui, Antonio Z., Rosa Z., José Manuel y un servidor comenzamos nuestro particular curso senderista 2012.

La ruta prometía pues a lo frondoso de los árboles frutales, la cercanía del arroyo, el ruido del agua, la acequia y la umbría del lugar hizo que se dibujase en el grupo unas inusitadas ganas de andar y poco a poco dejamos atrás las casas de este hermoso pueblecito de la sierra.

En fila india discurrió esta inicial parte de la ruta hasta que ¡córcholis! nos topamos con un espléndido alcornoque cubierto de corcho y que nadie esperaba. Ni que decir tiene que para lamento de algunos durante toda la jornada la Maroma permaneció cubierta con una densa capa de nubes que impedía ver la cima. Resultaba curioso observar como con tanto viento el techo de la provincia se encontraba completamente oculto a la vista. 

Dejamos a la izquierda una alberca cuadrada vacía para a renglón seguido empezar a picar para arriba el sendero y entrar en un interesante encinar con muchas bellotas que hizo mover el carrillo a más de uno. Rumiando algunos, otros mascullando algo entre dientes, pasos después el grupo penetró en un gran pinar.

Con un lento avanzar lo niños se entretenían con cualquier cosa a su alcance, hasta que una gigantesca encina de enormes ramas sirvió para subirnos y retratarnos para la posterioridad.

Con el paso algo decidido nos topamos con un cabrero, su rebaño y sus imprescindibles perros de trabajo. Profesión varias veces milenaria todo sabemos que el ganado no entiende de fiestas y tan esclava actividad romana, mal que bien, bien que mal, sigue perpetuándose día tras día en nuestros montes cercanos. Ricardo el cabrero, como luego tuvimos oportunidad de saber, desde las atalayas de aquella sierra como centurión romano siempre estuvo “vigilando” nuestros pasos.

Pero el día nos brindó la increíble oportunidad de entablar conversación con un grupo de excursionistas holandeses que en un alto en el camino y cerca de Casa de Haro se deleitaban del paisaje. Como la ocasión era propicia este humilde cronista parlamentó con aquellos forasteros de los países bajos y en un arranque de sentimiento patrio propuso en aquel preciso momento a los “tulipanes” un partido de fútbol de desquite en tierras de Salares con indumentaria rojilla incluida. 
De esta particular forma deportiva los Trepacuestas querían “vengar” la patada voladora de Vam Bommel a Piqué en el pasado mundial de Sudáfrica. Los “naranjas” conscientes de su inferioridad y ante lo evidente de la furia española declinaron el envite y ello contribuyó a que la moral caleña quedase por encima incluso de las nubes de la Maroma. Si Vicente del Bosque leyera algún día esta crónica, lleno de orgullo exclamaría: “TREPACUESTAS a la Selección”.

Con la “victoria” en nuestra mochilas decidimos parar en la explanada de Casa de Haro y al mas puro estilo dimos cumplido provecho del menú campero Trepacuestas.

La discusión del momento vino cuando Rosa Z. comentó que caían gotas de agua. Pronto hubo quienes se alinearon con el fenómeno atmosférico y también hubo que incrédulos, dado lo despejado del día, sostenían que era imposible mojarse. La respuesta la obtuvimos una vez reanudada la marcha cuando pudimos observar la cercanía de los nubarrones del macizo de sierra Tejeda y que con la formidable ventolera existente, hacia que las gotas llegasen hasta nuestro entorno. Un arco iris muy difuso fue lo que no puso sobre la pista.

Como la ruta era circular dejamos la vereda para adentrarnos en una pista y pasar por el lado izquierdo del camino cerca de una alberca redonda llena con su helipuerto destinado, suponemos, a labores contra incendios. Llegados a una bifurcación y mirando al mar de Alborán pudimos charlar con Ricardo, nuestro anterior cabrero, que luciendo una gorrilla con publicidad de la Comunidad Valenciana junto a un cercano cortafuegos nos habló por unos minutos de carriles, veredas, cañadas reales y otras cosas de la zona que ahora no recuerdo. Ricardo junto a sus cabras y perros encarna y representa bien el prototipo de personaje que todos nos esperábamos en aquellos montes.

Andando en llano avanzamos con rapidez por el carril y a lo lejos, por levante, pudimos intuir Puerto Blanquillo y el Lucero. Algo más bajo vimos Canillas de Albaida y Cómpeta.

Ya en descenso divisamos distintos chalets en el perímetro del Parque Natural (Casa de la Sierra; Ventorrillo del Carmen; Casa Moscatel; Casa Gante, Damas de las Jaras) para nuevamente y ahora por poniente recrearnos la vista con las localidades de Sedella, Árchez y al fondo bastante lejos Comares, Cútar y Almáchar.

Tomando como referencia una gran casa de madera que anteriormente pudimos distinguir en el almuerzo junto al cortijo en ruinas de Casa de Haro, cogimos una bajada vía vereda (probablemente se tratase de la cañada real que unía Salares con Alhama de Granada y que nos comentó anteriormente Ricardo el cabrero) para en un santiamén divisar el alminar de Salares del siglo XIII y llegar de nuevo tras 6 horas de ruta al puente romano en el que volvimos a retratarnos nuevamente junto a nuestro banderín.

Ya en la localidad y a la entrada de la iglesia de Sta. Ana, por unos instantes las nubes se disiparon y la  Maroma se nos abrió ante nuestros ojos.

Para hacer bien las cosas en el bar El Theo de Salares (podemos afirmar sin equivocarnos que es el que más publicidad tiene de la localidad) fuimos acogidos lo que nos sirvió para degustar el correspondiente café y refrescos con partida de “dómino” incluida.

Tras charlar con su propietario junto a una auténtica y genuina estufa de butano marca “Superser automatic” con más años que el minarete de Salares, dimos por concluida la primera ruta senderista del año.

Crónica de Pablo Portillo