martes, 2 de noviembre de 2010

Ruta de los lagares- Montes de Málaga. 1 de Noviembre de 2010.


Nunca sabremos si fue el destino o fueron "Todos los Santos" los que tuvieron el capricho, por estar en su día de celebración, de convertir  nuestra planeada subida al Pico Vilo en una espontanea y bonita excursión transcurrida entre los lagares y cortijadas que en su tiempo dieron vida a esta zona de los montes de Málaga, y de los cuales hoy quedan solamente sus ruinas. Fue la plaga de la filoxera, quien acabando con todos los viñedos del lugar, provocó que estos pequeños grupos de población fueran desapareciendo poco a poco, y que lo que entonces eran fértiles y productivas viñas, se hayan convertido con el paso de los años y la posterior repoblación forestal,  en el actual bosque de pinos que oxigena a nuestra ciudad.
Pues sí, eran las 11:48 H aproximadamente cuando, ya de vuelta del pueblo de Alfarnate, y tras habernos dejado atrás el Lagar de Torrijos, el primero de los que veríamos en el día de hoy, llegamos con nuestros coches delante de las ruinas de la casa de la hacienda de Santillana , segundo del día, que se encuentra junto al cauce del arroyo Chaperas, afluente del Guadalmedina, en pleno corazón de los montes de Málaga.
Desde aquí ataviados con nuestras mochilas y bastón en mano, emprendimos nuestro camino, tras saludar a Daniel y Silvia amigos de Pablo, quienes como nosotros, disfrutaban de tan bonito entorno , recorriendo los carriles del forestal en bicicleta.
 

Cuando aún  era poco el camino recorrido, los niños empiezan a tener hambre, y mientras Jose les reparte un paquete de galletas, empezamos a divisar a nuestra derecha el tercer lagar que conoceríamos. Era el lagar de Chinchilla que a pesar de encontrarse en ruinas, tiene un porte y un tamaño que aún transmite sus aires de antiguo esplendor, pues se cuenta que en su día llegó a albergar una fábrica de perfume elaborado con plantas aromáticas autóctonas, llegando a ser tan popular que incluso exportó a países extranjeros. 
Poco a poco nos fuimos adentrando en el forestal y nos encontramos en nuestro camino con unos troncos de pinos que habían sido cortados, los cuales nos sirvieron para que los más pequeños aprendieran la lección del día de mano de Pablo, quien demostrándoles sobre los propios troncos , les enseñó cómo se calcula la edad de los arboles.


Y así entre anécdotas y comentarios y disfrutando de tan saludable ambiente y tan incomparable compañía, llegaríamos  al cuarto lagar del día: el lagar de San Antonio, el cual nos recibió bajo el gran castaño que tiene en su puerta, donde pudimos disfrutar, tanto los niños como los no tan niños, cogiendo castañas y sacándolas del erizo. 
Aquí, en las inmediaciones de este cortijo, paramos para comer los bocatas y reponer fuerzas . Los más pequeños aprovecharon para jugar entre las ruinas de la casa donde les llamó mucho la atención los restos de un antiguo horno de leña que aún se pueden apreciar . Los mayores mientras tantos disfrutamos  del momento tomando el sol y charlando relajadamente o tumbados oyendo el canto de los pájaros y el sonido del viento acariciando las ramas de los árboles .

Después de este rato de descanso, emprendimos nuevamente la marcha, subiendo una gran pendiente que nos llevaría a alcanzar otra pista forestal que nos traería de vuelta a nuestros coches, no sin antes conocer  el quinto y último lagar del día: lagar el Serranillo, situado en un lugar privilegiado, con unas vistas impresionantes, y donde nos llamó enormemente la atención, como se alza entre pinos un majestuoso cedro del Líbano, con su incomparable coreografía de hojas, que nos dejó a todos sorprendidos, y preguntándonos como habría llegado hasta allí, y es que, en fechas antiguas, se plantaron muchos cedros en nuestra provincia pensando que se adaptarían con facilidad, y este es uno de los pocos que han sobrevivido.
Tras disfrutar de tan agradable entorno durante unos minutos y después de construir un improvisado trípode de piedras para hacernos la fotos de rigor  nos dispusimos a volver a los coches, pues ya se dejaba sentir el fresco al esconderse el sol.
 
El día acabó en la venta "El detalle" tomando el tan apetecible café con el que los Trepacuestas tenemos por costumbre acabar nuestras jornadas. 
Fue para nosotros  el día 1 de noviembre de 2010 uno de esos días en que hemos compartido experiencias y hemos disfrutado de momentos, de paisajes , de olores , de sabores, ....... que ninguno de nosotros podíamos imaginar la noche anterior que íbamos a tener la oportunidad de vivir precisamente en este día y en estos lugares. 
¿ Quien lo habrá querido así?


Crónica de Celes. 

Extracto de la revista Jabega. 1982, sobre los antiguos lagares.