lunes, 15 de noviembre de 2010

Arenas - Sayalonga. 14 de Noviembre de 2010.

La despedida de la excursión Arenas Sayalonga del pasado domingo 14 de noviembre fue de lo más inesperado cuando a bordo del autobús que nos traída de regreso y detenidos en la parada de La Cala, este humilde cronista ponía pie a tierra pudo oír de algunos senderistas un emotivo Felices Fiestas y hasta el año próximo.

A las 9,00 horas el grupo desembarcaba en lo que se conoce como la Ruta Morisco Mudéjar junto a la falda del castillo de Bentomiz para dar inicio a otro gran día de campo para 31 activos andarines, incluido los tres monitores Carmen, Meli y Adrián que en práctica se unió a la tropa.
 
Un carril terrizo de los muchos que han sustituido a los antiguos caminos de herradura fue nuestro compañero de viaje durante algo más de tres horas de marcha en una bonita mañana otoñal de luz y que la Axarquía nos tenía reservado para estos rinconeros. No se si será el destino o la casualidad pero en el momento en que me encuentro escribiendo esta crónica (domingo noche) la lluvia repiquetea suavemente sobre el patio delantero de mi casa. 

Sin atisbo alguno de llovizna la jornada dominical la calificaría de media tirando a suavita y que transcurrió con normalidad ya que a excepción del primer repecho que nos cogió a más de uno en frío no hubo mayores problemas hasta la última subida que del río Competa nos llevaría a Sayalonga. Como digo todo el camino fue por carril a excepción de un pequeñísimo tramo de carretera asfaltada.

No obstante llamar la atención sobre lo que acaeció con un par de senderistas, que nos tememos no sabían bien donde se metían y como desconocedores de la zona y a una hora, más o menos, de iniciada la ruta solicitaron no continuar la marcha. Este hecho que si bien no perjudicó al grupo fue bien resuelto por las monitoras que ordenaron la evacuación con el coche de apoyo, lo que pone en evidencia la necesidad de homogeneizar al colectivo.

El verdadero problema que subyace en estas salidas senderistas es que al ser abierto el número de excursionistas simplemente algunos vienen a probar y muchos se acercan a este apasionante mundo sin saber bien de que se trata. Otros por falta de un mínimo de preparación, los menos con limitaciones físicas evidentes, aunque los hay completamente despistados acuden sin el calzado oportuno ocasionando con su actuar y sin saberlo un auténtico compromiso al conjunto de excursionistas.

La solución aunque difícil de resolver, viene del necesario y esperado club senderista local que aglutine, coordine e iguale al grupo. Con todo y con esto el accidente y la lesión son factores consustanciales al senderismo y que se asume como parte del riesgo de la actividad.  


Pero que cierto es que el camino une y si no que se lo digan a Paco Sinta y a su hija Rocío a la que damos la bienvenida a este blog y que por favor te rogamos nos pongas desde ahora en adelante en favoritos. A Sensi que igualmente disfrutó del recorrido. Ni que decir de los que me atrevo en llamar cariñosamente como los “jubilados” y que están que se salen. Formidable Salvador Martín, un todo terreno del monte y que su afición al senderismo podríamos calificarlo como de devoción sacramental ya que curiosamente lo compagina con la bandurria (estimado lector has leído correctamente es un gran aficionado a ese instrumento musical de cuerda que en forma aovada y provisto de un mástil corto con trastes y seis cuerdas dobles se toca con púa).

Cuando hoy leas estas líneas, cuando estés sumergido en el ajetreo de la semana, confío que esta modesta memoria te sirva a modo de válvula de escape para romper con la monotonía urbana diaria y puedas trasladarte por unos momentos al pasado domingo 14 de noviembre.
 
Con la mole de la Maroma siempre a nuestra izquierda y rodeados de olivos, almendros, viñas sin fruto y paseros discurrió la mayor parte de la mañana. Divisamos Daímalos, Cómpeta y otros villorrios de la zona. Multitud de puntitos blancos diseminados en las faldas de las montañas nos hacían pensar en el exagerado urbanismo incontrolado del lugar. Cuando la ocasión lo permitía podíamos apreciar la cima del Lucero al frente o el mar de Alborán a la derecha con los edificios de Totó de Torre del Mar.
 
A las 9,55 h. la primera parada. Un cielo azul intenso sirvió para encarar con buen ánimo uno de los momentos más detestables para el senderista: el asfalto. Con dirección a Corumbela vino la llegada a la entrada de la población que fue aprovechada para sorprender a tres borricos que extrañados supongo por lo temprano de la hora quedaron inmóviles a nuestro paso. Entramos por calle las Pitas y con unos hermosos tiestos de flores por espectadores atravesamos nuevamente la carretera rodeando esta vez el campo de fútbol para encontrarnos con lo que se conoce como Área Recreativa las Tres Fuentes. El citado lugar no es más que un ensanche de una curva del carril que conduce a Sayalonga que junto a tres jóvenes castaños coexiste con una coqueta zona empedrada, una mina de agua y unas mesas que sirvieron para que a su vez Carlos Mesa pudiese hincar el diente a su bocadillo y el resto del grupo hincar el dedo en el disparador de las máquinas de fotos.

Para este dominguero aficionado a los churros el estómago le pedía sencillamente agua. Otros el líquido elemento solicitado -H2O- probablemente viniese consecuencia de los excesos de la noche anterior. Excesos o no, la parada fue de provecho pues a la inesperada venta de lotería ofrecida por una senderista, todos fuimos regalados por un sol radiante que a mitad de noviembre y pensando en los centroeuropeos que precisan calefacción, nos hacía pensar ahora en la ventaja que tenemos viviendo en la Axarquía. Algunos calificaron el momento como de lujo asiático, otros como de prolongación del verano, pero buscando el calificativo adecuado Carmen y Meli junto con algunos detonaciones de escopetas de caza en la lejanía nos despertaron del sueño ordenando la continuación de la marcha para con la ya habitual bota de vino a cuesta proseguir el camino.
 
Como el grupo comienza a conocerse, entre otros, notamos la ausencia de caras familiares ya que a la falta esta vez del componente extranjero, echamos de menos a nuestros queridos Manolos: Ramírez y el supervisor. De Antonio Sánchez las féminas aun recuerdan la promesa e invitación ofrecida en la anterior salida a la Camorra. Y es que las promesas están para cumplirlas y como nos consta que Sánchez es todo un caballero de la ruta y una vez recuperado de su esguince de tobillo sabemos que cumplirá con la palabra dada.

Aprendimos que a la hoja de viña se le llama pámpano, unas hierbas que nos enseñaron se le denominan altabacas o algo parecido, otras conocidas por colas de caballo, parietarias y entre algo de humo por la quema de rastrojos a lo lejos continuó la andadura por una larga bajada en dirección al río Cómpeta hasta encontrar los primeros bancales de nísperos, mandarinos y árboles tropicales.

Los que ya sabemos algo de senderismo pronto empezamos a intuir que todo lo que se baja, tarde a temprano hay que subirlo y que cierto y verdad es que tras dejar atrás un hermoso río con una par de casas espectaculares y un puente de arco de medio punto donde todos paramos para fotografiar el lugar, dio comienzo una penosa y exigente subida que solo fue interrumpida cuando a la derecha del carril localizamos un trasportín por cable elevado que a modo de tirolina sirvió para unir en su momento las dos orilla del río y de la que Isis no dudó en subirse.
El repecho en continua ascensión y sin llano o descansillo para tomar aire pasó factura al grupo, máxime que cuando la imagen de llegada a Sayalonga y que teníamos clavada correspondía al cementerio que en forma redonda es una particularidad de esta localidad. Algunos jadeando, otros jurando en no se que idioma y los más lanzando al aire alguna que otra palabra en castellano áspero, finalmente paramos en la parte baja del camposanto en espera del correspondiente reagrupamiento dada la subidita de marras.

El lugar para juntarnos quizás no fue de lo más oportuno y me consta que en el impreso-cuestionario final que fue repartido por los monitores más de un senderista y en el apartado “observaciones” solicitó para futuras ocasiones y grupos nueva zona de reagrupamiento en vez de la antes mencionada. Ciertamente la quedada podía haberse efectuado en cualquier otro rincón alejado de aquella necrópolis.
 
Como el reloj marcaba a la entrada de la plaza de Sayalonga la hora del vermouth -12,40 horas- y como para algunos era demasiado temprano iniciarse con la cerveza, creo no equivocarme cuando digo que la sensación general fue que el recorrido se quedó corto y que una horita más de caminata hubiese servido para degustar con más intensidad la San Miguel de final de ruta.  

A Carlos que bajo esas gafas siempre dibuja una sonrisa en su cara no pareció importarle mucho la pérdida de su móvil VODAFONE en algún lugar del trayecto. Sin pérdida de tiempo junto a la plaza del Ayuntamiento de Sayalonga y para hacer un poco de tiempo posamos para la foto final de familia como igualmente hicimos en Arenas horas antes. Luego el Mesón Palustre en el nº 5 de la calle principal de la localidad, junto al Hogar del Pensionista y Panadería Moyano, sirvió para hacer patria chica ya que invitaciones por allí y convidás por allá, unos dentro del bar y otros fuera puestos al sol como genuinos guiris saborearon al unísono el deseado lúpulo que sirvió para concluir el año senderista 2010 con Rincón de la Victoria.
 Recorrido en  Google earth

Crónica de Pablo portillo