martes, 15 de marzo de 2011

SALIDA CON LA BANDERA TREPACUESTAS AL San ANTÓN (13-03-11)

Habían pasado varios meses desde que los Trepacuestas presentaron en sociedad su bandera y parecía que estaba un poco olvidada.

Por alguna razón, las semanas han ido pasando demasiado rápidas y el grupo no ha tenido la oportunidad de salir a desplegar al viento y tremolar en la montaña su actual primera bandera Trepacuestas.

A través del correo electrónico fuimos debidamente convocados por José Manuel. Pronto comprendimos que no podíamos dejar pasar más tiempo. Así que el domingo 13 de marzo, en cuaresma, fue el día para hacernos con toda solemnidad la foto oficial y de camino estrenar la nueva indumentaria que nos va a caracterizar de ahora en adelante a este grupo de caleños.

Así fue y así quiero dejar constancia de cómo sucedieron los hechos.

Por razón de tiempo se decidió que el querido y cercano San Antón fuese testigo de nuestro propósito. Tras cruzarnos con algunos senderistas amigos (Adolfo, Mª Eugenia y Cristina) y bajo una agradable mañana de viento y temperatura, una vez más encaramos la subida a la cruz del San Antón. Esta vez fueron dieciséis senderistas los que treparon en un santiamén por aquellas laderas en compañía de Lilo, la primera mascota oficial del grupo, que a modo de cabra legionaria, siguió a la peña durante todo el camino. No olvido decir que la gente joven marcó el ritmo, incluso se olvidaron de sus mayores, poniendo una diferencia de metros con los menos jóvenes que en fin, …, vamos de dejarlo ahí. De de esta sencilla forma y sin darnos respiro Omar, las dos Anitas, María, Noelia, María del Carmen, Ángel y Lilo traspusieron en un pis pas allá en todo lo alto. Minutos después lo hacía el resto de Trepacuestas.

La idea de la salida era enseñar a Málaga el nuevo pendón que de ahora en adelante recorrerá las veredas, carriles, montes y cimas de la provincia.

Pronto se puso de relieve la necesaria foto de familia y raudo los Trepacuestas, orgullosos, posaron de rojo para el objetivo, como si de la selección nacional de fútbol se tratase.

La bahía, con el mar mediterráneo y sus cinco barcos fondeados en un azul calmo a un lado y la ciudad al otro, fue fiel notario del entrañable acto del que por ahora me corresponde dejar sincero relato sobre casi todo lo que allí aconteció aquella mañana de invierno.

Curioso pero al ondear el banderín al viento, a 468 metros de altura, no hubo palabras de salutación, vivas o hurras por parte de nadie. No hubiese quedado mal haber preparado un entremés, sainete o juguete en prosa para realzar el épico momento que nos tenía reservado el día de San Rodrigo. Tampoco tuvimos la ocurrencia de buscar una madrina que velera por nosotros, salvo la gran y hermosa cruz metálica que allí se encuentra y que confiemos haga la veces de Ángel de la Guarda y guía senderista en nuestras próximas salidas.

Así las cosas y con Celes muy contenta por poder ver culminado su fino trabajo de diseño y costura, allí y en todo lo alto, estos entusiastas caleños pasaron el día deleitándose de la excelencia de la vista, para minutos después dar cuenta de un sólido lunch tipo Trepacuestas, del que los jóvenes del grupo hincaron el diente de forma ejemplar, todo hay que decirlo.

Con el mar de alborán a nuestros pies, bien quietecito y sin movimientos a la japonesa de carácter sospechoso, transcurrió el resto de la jornada.
 
Tras la reunión gastronómica hubo tiempo de saltar al otro pezón que no muy distante del que nos encontrábamos y que con 502 metros de altura[1], conforma la muy querida morfología geográfica de la zona y por la que es conocida y admirada por todos como las “Tetas de Málaga”.

Ni que decir tiene que en esta entrañable salida, por nuestras cabezas orbitaba y nos favorecía el necesario cafelito de tarde y del que fuimos a beneficiarnos en la Venta El Gato de Jarazmín, dando por concluida la jornada dominguera cuando un sordo estruendo nos hizo saber que el colista, Málaga C.F., y en lejanas tierras marcó su gol, que esperemos le sirva de inicio para la remontada en la parte final de la liga.

Crónica de Pablo Portillo.



[1] Dato obtenido del libro “El Valle de las Viñas de Miraflores del Palo” de Joaquín Ruano y José A. Barberá.