miércoles, 30 de octubre de 2013

Cerro Patarra. Almachar. 27 de octubre de 2013

Anunció Bécquer, Gustavo Adolfo,  que volverían las oscuras golondrinas  de los balcones sus nidos a colgar con la primavera, pero le faltó decir que con el otoño volverían los Trepacuestas  los montes a  trepar,  y es que la penultima estación del año, despierta en este humilde pero voluntarioso grupo inquietudes  que el verano apaga y adormece. Por lo tanto pasado el  sudoroso verano e inmersos  en una etapa teoricamente más fresca, el pasado domingo retomamos la buena y sana costumbre de hacer una nueva ruta.

Esta vez Pablo sugirió algo cercano y axarquico y la propuesta fue bien recibida por los demás, se trataba del cerro Patarra en las inmediaciones de Almachar, ruta apropiada para empezar la temporada. Esta  vez  el grupo partió mermado, ya que parte de la juventud y futuro no pudo asistir por obligaciones estudiantiles.......?.....¿.......?........¿, pero Angel con su asistencia, represento a la parte joven.

A las 10 de la mañana, perfectamente uniformados nos encontramos donde ya viene siendo habitual, frente al mesón de María y junto a la parada de taxis de La Cala del Moral, Angel, Paqui, Nati, Celes, Salvador, Pablo y un servidor,  y como la puntualidad es nuestro fuerte unos minutos después estabamos bajando la vertiginosa cuesta  que nos deja en Almachar. Las indicaciones de la ruta habían salido de esa gran ventana al mundo , según dicen, que es internet, pero no estaban del todo claras por lo que en el aparcamiento de entrada al pueblo  y orientados por unos ciclistas ,que fueron compañeros de correrías en otros tiempos, comenzamos la caminata desde  la plaza de la iglesia al mismo tiempo que las 11 campanadas llamaban a oir misa dominical a los feligreses almachareños.

Descendiendo por las angostas calles del pueblo llegamos hasta el inicio de la ruta, donde un panel informativo indicaba que no estabamos equivocados, todavia no, y que cruzando el puente nuevo encontraríamos el camino. Quizas la providencia, casualidad o nuestro angel de la guarda  quiso que un lugareño acompañado de unos niños y algún galgo se cruzara en nuestro camino y nos aconsejó el camino a seguir, bendito encuentro y  ya contaré porque.

En definitiva la ruta  era en el sentido contrario al que decían nuestras indicaciones, es decir, iniciamos la caminata por donde teníamos que haber acabado según nuestras notas consultadas en la red, así que después de un sendero  serpenteante y empinado pero con encanto desembocamos en un
carril cementado  y flanqueados por viñas , más viñas, almendros y algún olivo, y como no salpicando el recorrido los paseros tan caracteristicos  de la axarquia.

De las uvas en el camino, de los "rebuscos" de las viñas poco voy a contar, solo que nos endulzó parte de la ruta y ayudaron a socorrer las reservas de glucosa a más de un@ junto con alguna almendra, sin duda la ruta hubiera podido llamarse senderista gastronomica ya que a nuestro paso encontrabamos lo más caracteristico de la zona axarquica, nos faltaron los chumbos y por poco no cayeron, a ver en la próxima.

Decir tengo y quiero que la ruta no es llana, es malagueña, es axarquica y aunque  es fácil y asequible a veces algún repecho te dispara las pulsaciones y la respiración, sin duda por falta de entrenamiento, pero lanzamos este aviso a navegantes de secano.
Disfrutones y despacio fuimos parando y recreándonos en todo, incluso una familia trabajando nos llamo la atención, atareados, preparando las pasas en sus cajas para su comercialización, gentes amables y sencillas a las que deseamos un buen día y la levedad en el trabajo y continuamos nuestros pasos siempre  en ascenso.

En torno a las 12,50 del mediodía coronamos el cerro Patarra una cima con vértice geodésico que sería igual a otras  sino fuera por la particularidad de las viñas, es curioso  coronar entre viñas, sentarte a contemplar el paisaje axarquico ente vides, creo que pocas cimas encontraremos con este
atractivo.
Desde allí disfrutamos de magnificas vistas hacia los cuatro puntos cardinales, Sierra Tejeda con La Maroma, a su derecha Almijara con el Lucero, el Cisne, Navachica, Velez Malaga y el mar, los cerros de Iznate y de Santo Pitar, y Comares, despuntando blanco sobre su peñasco. Vale la pena sentarse y admirar tal paisaje, y si es degustando un sorbo de vino del vecino Moclinejo más no se puede pedir, e inmortalizamos el momento desde un trípode improvisado.

Aún en otoño y a 27 días de octubre, la temperatura invitaba a dejar este idílico lugar para buscar una sombra donde comer, una sombra, algo escaso en aquellos lares pero mecesario, así que iniciamos el descenso como ya apunté antes en sentido inverso, bajábamos por donde debíamos haber subido según la gran ventana al mundo, y aquí fue donde nos acordamos del ángel guardián lugareño, aquel de los niños y los galgos y que nos indicó el camino a seguir, que hubiera sido de nosotros si hubiéramos ascendido al Patarra por allí?, me hubiera gustado llevar un medidor de pendiente para saber el tanto por ciento del camino que descendíamos, era...como decirlo?, bestial!!!, pero por otra parte , típico de la axarquía, no es la primera vez que nos encontramos con desniveles así, y es que en
Málaga, los ingenieros de montes y caminos tienen el cielo "ganao".

Ya siempre en descenso y aproximandonos cada vez más al cauce seco del arroyo, un olivo centenario sin duda, sirvió de comedor para dar cuenta de nuestras viandas y de nuestro menú Trepacuestas en torno a las 14,30, allí almorzamos entre risas, chistes, comentarios de la ruta y mediciones desde el cuello  hasta alguna  robusta rama............
Desde allí hasta el pueblo poco más de un kilómetro hasta el puente nuevo sobre el arroyo donde iniciamos la ruta unas horas antes y otra vez a subir en busca de los coches, y es que como dice alguna Trepacuestas:
¿" Es que no hay rutas llanas en Málaga"?

El café, tan necesario como deseado después de una actividad  pedestre, es decir , ruta o caminata, fue en el pueblo, en la plaza de entrada a Almachar, a la izquierda esta el bar Miguel y allí hicimos tertulia y allí acabó la ruta, bonita, corta pero intensa, muy agradable y recomendable.


Como siempre, lo mejor del día la compañía aunque se echaran de menos a las "Anas" y demás miembros del grupo.
Hasta la próxima que será muy pronto.

Crónica de Jose.