El domingo 21 de febrero amaneció
Málaga bajo un cielo nublado que hacía prever un día lluvioso, al menos a mi me
lo pareció, de hecho mi preocupación primera del día fue no llevar paraguas, al
final no llovió, pero más tarde hablaremos de eso.
La " planiruta"
prevista era una ruta local, desde hacía tiempo, Celes, insistía en conocer el paraje naturalde la desembocadura del rio Guadalhorce, y allí acudimos prestos y devotos como
si de religión se tratara.
Tengo que decir que esta ruta no
era "santa" de mi devoción, primero porque la imaginaba demasiado
corta, más bien un paseo, nada más lejos de la realidad pues en la APP del teléfono
de Nati, nos salieron algo más de 11 kilómetros, y después porque tenía la idea de que la zona
era distinta, ¿como lo diría?..., cuando pasaba por allí en coche por el puente
sobre el rio a la altura de los estudios de Canal Sur, mi impresión era de
estar en una zona de cenagales, de agua estancada y de olor insoportable, pero
afortunadamente también equivocado estaba.
Pero empezaré por el principio,
Como viene siendo habitual, alrededor de la 9 de la mañana, en este caso a las
8,45, solo cuatro Trepacuestas nos dimos
cita en el mesón de María, en La Cala del Moral, para hacer acopio de
carbohidratos, grasas y proteínas, es decir, desayunar a base de churros,
pitufos y café. Los asistentes en esta ocasión fuimos Nati, Salvador, Celes y
el que esto escribe, Jose, el resto no pudo asistir por diversos motivos, y
como se les echó de menos sobremanera, se propuso volver en primavera con el
pleno de los "trepas" al completo, ya que la ruta y el paraje lo merecen.
Hartitos de viandas matutinas partimos
en coche hacia Guadalmar, donde según la información que teníamos, se iniciaba
la ruta, concretamente partimos desde la Parroquia Santa María Estrella de los
Mares donde aparcamos el vehículo, y ya a pie hasta la entrada del paraje
perfectamente señalizada, de allí parten los dos senderos principales que
recorren toda la zona, Rio Viejo y
Laguna grande.
La trayectoria de este rio es
interesante, nace en el puerto de los Alazores, en Villanueva del Trabuco, es
el más largo y caudaloso de la provincia de Málaga, en su transcurso forma el
desfiladero de los Gaitanes, hoy tan de moda por el caminito del Rey y viene a acabar su recorrido al oeste de la
ciudad. Su desembocadura esta formada
por dos brazos entre los cuales se encuentra un delta donde se forma el
humedal habitado y transitado por aves migratorias y que constituye el parque
natural desembocadura del Guadalhorce.
Este humedal está formado por un
complejo lagunar que a pesar de sus reducidas dimensiones, tiene un gran interés
ornitológico, en parte por su proximidad al estrecho de Gibraltar. En cada
laguna existen observatorios de madera para los estudiosos y eruditos al tema
de las aves migratorias, miradores como
el de Lagua escondida o Laguna Grande, desde los cuales observamos las
aves con unos prismáticos que llevaba Salvador, iba preparado el tío.
Sobre el tipo de aves que
divisamos pido al lector que no pregunte, pues el que escribe no sabe
distinguir entre un buitre y un jilguero,
aunque los que saben de esto afirman que se pueden ver, según la época
del año, al Martin pescador, flamencos rosas y cigüeñas negras, ciertamente
todo en espectáculo bucólico de la naturaleza.
Al principio comentaba como amaneció
el día, plomizo, gris y nublado, después supimos que esas nubes grises no eran
tales, sino una gran masa de polvo africano procedente del Sahara, y que cubría
parte de la provincia y de la comunidad, y doy fe de ello por el estado que
quedaron los coches, incluido el mío, en los siguientes días en los que la
"nube" estuvo con nosotros.
Siempre tuve interés y
curiosidad, en como sería el momento en el que el rio se fundía con el mar, ese
era mi gran interés en aquella jornada de
senderismo, y mi duda tuvo respuesta, ya que los senderos bajan a la
playa. Pasear por aquella playa pisando la arena peinada por las olas del
levante es impagable, posiblemente sea el único tramo de playa virgen que se
conserva en el litoral malagueño, hay cosas que no tienen precio y esa en una
de ellas, el viento y las olas desde aquel mirador de piedra al borde del
rompeolas.
La misma torre sobre la que un
poco más tarde, más o menos las 10,50, una Trepacuestas insigne del grupo
joven, Ana Portillo, volaba dirección a Berlín, y que tire la primera piedra el
que niegue que en aquel momento no pensó:
- Anita, esto del agüita, los
patos y pajaritos está muy bien, pero yo me iba contigo ahora mismo a Deutschland,
¿o no?.
Pero nuestro sino era otro y
seguimos nuestra ruta de fin de semana
por el final del rio Guadalhorce, sin dejar de estirar el pescuezo buscando la
estela de aquel avión y sin querer dejarnos nada atrás y sin conocer, por lo
que fuimos a ver el brazo de rio que linda con Málaga, aquí por momentos,
pudimos imaginar lo que Moisés pudo sentir atravesando las aguas del mar Rojo,
cruzamos por terrenos que nos prestó el mar pero que de vez en cuando venía a
reclamar, ya a media mañana la pleamar se hacía notar y alentadas por el
levante las olas entraban cauce arriba, en una de esas subidas del mar tuvimos
que poner a prueba nuestros reflejos y nuestra velocidad en el sprint para no
acabar en remojo.
En definitiva, una ruta muy
recomendable y apta para todos los públicos, a pie o en bici, para jóvenes y
mayores, domingueros y estudiosos ornitológicos, niños y niñas, cofrades y
ateos, rondeños y pedrepaleños, para todos es asequible, interesante y
sorprendente, porque al igual que nosotros seguro
que hay muchos malagueños que
no saben lo que tenemos allí y animo a todo lector de esta crónica a visitar y
conocer este paraje, seguro que además de sorprendido quedará encantado. Volveremos
en primavera, espero y deseo que Trepacuestas al completo y prometo aprender a
distinguir entre un buitre y un jilguero.
Crónica de Jose.