
Tengo que empezar diciendo, que a pesar de la fecha, a las 8:30 h. de la
mañana, en la Cala del Moral, la temperatura era de 17º y los cielos
prácticamente despejados.
A lo largo de
la jornada, a pesar de que en el inicio de la ruta, hacía algo de viento, éste
pronto amainó , y el calor se ha dejado sentir con unas temperaturas más
propias de verano, que del mes de enero.
Puntuales como de costumbre, pusimos rumbo al pantano de la Viñuela, lugar
elegido para hacer nuestra ruta de hoy, estos seis intrépidos senderistas, que
a trancas y barrancas, nos resistimos a que, (ya que casi hemos perdido el
nombre de Trepacuestas) los años puedan acabar también con la forma física de
la que aún disfrutamos.

Del desayuno, hemos dado buena cuenta en el bar El Cruce del Trapiche, donde
sin mucha demora disfrutamos de unos suculentos molletes y pitufos de lomo en
manteca, catalana y aceite del lugar, con unos reconfortantes cafés, hoy sí,
bien calentitos.

Sobre las 9.45 h.
de la mañana, hemos
empezado a caminar, por el Sendero de las Monjas, que parte, en "sentido
antihorario", desde la parte derecha del Hotel La Viñuela, punto donde
dejamos nuestros coches.
La ruta atraviesa en su recorrido la antigua vía del tren de cremallera que
unía Málaga con Las Ventas de Zafarraya. Dicha línea pertenecía a la compañía
Ferrocarriles Suburbanos de Málaga y estuvo en funcionamiento en este tramo
desde 1922 hasta 1960. Su trazado discurría entre las provincias de Málaga y
Granada, con una longitud de 68 Km. Y contaba con dos estaciones : la de La
Viñuela y la de Los Romanes
A buen ritmo, y charlando de temas tan trascendentales como: el mejillón
cebra y el mejillón colorado, lo que de "fullero o transfullero"
puede tener cortar camino, o que en una misma
semana se hayan dado en nuestra localidad, dos fenómenos meteorológicos como
han sido el terremoto y el temporal de rayos del viernes anterior, hemos
llegado casi sin darnos cuenta, a la mitad del recorrido de la ruta
aproximadamente, donde se puede observar la salida de uno de los túneles que
aporta agua al pantano desde los ríos Salia, Bermuza y Rubite. Se trata del
túnel de “Pocapaja”.
Seguimos nuestro camino, y a pesar de la idoneidad del mismo para recorrerlo
tanto a pié como en bicicleta o a caballo, no hemos visto mucha afluencia de
visitantes. Tan solo algunos ciclistas, un jinete en pantalón corto, y dos
guiris haciendo futing, pero senderistas ninguno.

Un poco más adelante, y después de cruzar el poquísimo caudal que aporta a
fecha de hoy el rio Güaro al pantano, pasamos a la otra vertiente, donde nos
encontramos con otro punto de interés para el visitante, como es el yacimiento
arqueológico del Cerro de Capellanía, que se encuentra entre Periana y La Viñuela.
Este surge en los inicios y mediados del III Milenio a.C., constituyéndose en el Siglo II a. de C. una villa
romana.
Durante todo el transcurso de la ruta hemos estado acompañados por la flora
autóctona de la zona, de matorral mediterráneo y encinas, así como olivos de la
variedad verdial y repoblaciones de pinos y eucaliptos.

Además hemos podido disfrutar de unas espectaculares vistas del pantano ,
que con sus 170 m
3 es el más grande de la provincia. Este embalse se
planeó construir en 1875, para regular las aguas del río Vélez, pero no fue
hasta 1977 cuando se redacta el “
Proyecto de Construcción del Embalse de La Viñuela “ en la ubicación definitiva, terminándose las obras en 1960.
Actualmente, se puede apreciar que el nivel del pantano es bastante bajo
debido a la sequia, y ha conformado por ciertas zonas colindantes al mismo, una
estampa ciertamente curiosa, pero a la vez triste y preocupante, pues como si
de un desierto se tratara, hemos podido pisar un terreno cuarteado y fangoso ,
que en tiempos
en que el nivel de
las
aguas
ha sido mucho mayor, no habríamos
podido pisar por allí, pues nuestras cabezas
hubieran estado a mas de un metro por debajo de
dicho nivel.

Nosotras, las féminas del grupo, hemos concluido la ruta, que en un
principio
parecía ser de seis kilómetros y que ha resultado ser de veinte, tomando una
reponedora cerveza con una tapa de ensaladilla rusa, en el restaurante El
Pantano. Y digo nosotras, porque los varones han continuado la caminata a lo
largo de la carretera de Arco, que atraviesa sobre la misma presa, hasta el
lugar de inicio para recoger los coches, y con la caballerosidad que les
caracteriza,
nos han venido a recoger para ir hasta el Puente de Don Manuel,
donde hemos degustado un exquisito almuerzo en la venta Paco Yescas.
Jornada estupenda de senderismo y disfrute, con una compañía inmejorable,
en un entorno precioso y unas vistas
esplendidas, bajo el discutido techo de la provincia de Málaga, "Pico de
la Maroma", que más que un pico es una loma, que hoy lucía un ligero manto de nieve en su cara norte.

Con esto concluyo, pero no puedo acabar esta crónica, sin antes decir,
porque creo que es de justicia, que he contado con la gran ayuda de una
"chuleta moderna", ya que no venia escrita en una goma de borrar de
MILAN NATA, ni había sido escrita con un alfiler en la carcasa de un bolígrafo
BIC Cristal; sino
que me la ha mandado por WhatsAap, el
compañero de ruta, que no de clase ni de pupitre, Pablo Portillo, al cual le
quedo muy agradecida.
Crónica de Celes.