El 19 de septiembre a temprana hora y junto a mis compañeros de ruta Salvador y José Manuel, desayunada en el Rincón de María de La Cala a la espera del autobús que nos condujese a Mollina. Allí conocimos por televisión de la muerte de José Antonio Labordeta, uno de los senderistas más conocidos del panorama español y que a todos nos conquistó hace 15 años con aquel inigualable programa televisivo Un país en la mochila.
Con el café atragantado por la noticia a las 8,20 h. de aquel domingo partíamos aquella mañana de fin de verano con el objetivo de inaugurar la temporada de campo. Por lo que luego me enteré éramos 45 caminantes y 3 guías los que componíamos el grupo. Sin saber muy bien el itinerario, tan solo conocíamos el destino, Fuente de Piedra, la suerte hizo que pudiéramos disfrutar de una jornada de senderismo con muy buen tiempo, algo de brisa y poco calor, circunstancia que fue de agradecer.
Con muchas caras conocidas, otras no tanto y algunas ausencias notables, todo ello hizo que primero recogiésemos a los últimos del grupo en la gasolinera del Limonar, en la ronda de este de Málaga, para poner dirección a las Pedrizas, bordear el pico de la Cabra (cima coronada meses atrás) y refugiados en la animada charla que te da el saber de tus amigos y conocidos a las 9,15 h. parábamos en el polígono industrial de Mollina para como es habitual efectuar unos ejercicios de calentamientos dirigidos esta vez por nuestros monitores Víctor y Meli.
Con ganas de romper el paso los primeros metros discurrieron por un carril paralelo a la A-92 dirección Antequera y con el sol de cara, mejor dicho con un cara al sol resplandeciente (cosa que para algunos no estaba en el guión) rodeamos una gasolinera abandonada y una vez pasados unos curiosos carteles metálicos con la leyenda Escenarios de Caza (semejante nombre decididamente ha contribuido a engrandecer el léxico del agro malagueño) y que ha sustituido al conocido cártel de Coto de Caza hemos aprendido que técnicamente ahora se le denomina de la forma inicialmente conocida.Con el inesperado aprendizaje en materia de señales transcurrió el camino. Con los lógicos estiramientos del grupo y sus correspondientes reagrupamientos pasaron los minutos para finalmente dejar la autovía y pasar primero y en lado derecho por una báscula abandonada, para tomar una la vereda que nos conduciría pronto a una cantera sin actividad.
El campo siempre trae sorpresas si no que se lo digan a los cazadores que nos encontramos por aquellos andurriales. Digo esto pues pienso que el grupo fue el que verdaderamente sorprendió a aquellas escopetas y no al contrario. No sé si nuestro andar ahuyentó a las liebres de aquel rincón de la provincia o las liebres asustadas de estos rinconeros salieron haciendo aspavientos de nosotros.
Sea como fuere pronto encontramos la primera y única subida del día, la sierra de Humilladero, que como digo no es más que una tachuela en la vega antequerana. El camino discurrió por un bello pinar que a la sombra y con un buen grado de humedad dejado con motivo del día de lluvia del pasado viernes hizo más fácil el camino. Pronto entre el grupo sale a colación la necesaria cerveza de final de ruta, circunstancia que viene siendo habitual en las salidas. Con la cerveza en la mente y sin encontrarnos bajo los efectos del alcohol cruzamos un par de cortafuegos, vimos algunos mojones numerados y anduvimos un buen rato entre el límite del monte público y el olivar de Mollina y Humilladero.
El vehículo de apoyo durante la jornada de campo tuvo su trabajo recogiendo a un par de senderistas que por algún motivo u otro no iban finos.
A las 11,50 h. reanudamos la marcha y pronto, diez minutos después, finalmente a lo lejos vimos la laguna bajo el toque de las doce campanadas de la iglesia de Humilladero. Como estábamos en alto aquello nos sirvió para recrearnos en la vista y bajo comentarios y chistes bajamos hacia Humilladero, localidad que tan solo la bordeamos, nunca entramos en sus calles principales. La provincia de Sevilla era visible en la lejanía.
En el camino nos topamos con un arbusto del que ahora no recuerdo su nombre y que cargado de fruta todos metimos mano, para unos pasos después rodear un par de membrillos, lo que sirvió para romper la monotonía del paso y recordarnos lo cercano que se encuentra la festividad de San Miguel y de su famoso veranillo del membrillo. Atravesando la carretera MA-439 a las 12,45 h. enfilamos un nuevo carril entre olivares para atravesar por un paso subterráneo la línea del AVE.
Con un caminar sencillo llegamos a las 14,15 h. al Centro de Visitantes del Flamenco junto a la laguna tras concluir un recorrido de unos 20 kms., dando nuestro guía Víctor por concluida la jornada con los ya clásicos y rituales ejercicios de estiramiento final, para minutos después cumplir con lo que ya es la tradición. Esta vez dimos cuenta de la anhelada cerveza en el bar Stop de Fuente de Piedra que fue asaltado en tropel en escasos segundos.
2 comentarios:
Buena ruta para comenzar la temporada y para el reencuentro con los habituales senderistas de las rutas del ayuntamiento, aunque prometía, la segunda parte se hizo un poco monótona, detalle siempre aderezado por la buena compañía.
Tu crónica Pablo, superior, como ya nos tienes acostumbrados.
Un saludo.
Ya se ha dicho que en las rutas lo más importante es la compañía, en este caso se echó de menos al resto del grupo, en especial a Antonio Rosales, al que desde aquí le deseamos una pronta recuperación y que pueda reincorporarse pronto a los Trepacuestas.
Un abrazo.
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