Sin que sirva de precedente y por
una vez los Trepacuestas programaron
con tiempo y precisión una salida para el último domingo de otoño, con objeto
de visitar una de las zonas más cercanas y a su vez más desconocidas de Málaga
ciudad.
El día anterior el núcleo duro del
grupo pasamos por restaurante Reyes
de Moclinejo para dar cumplimiento a una cita anual ineludible. La presentación
del Boletín Trepacuestas junto a la
celebración del cumpleaños de José Manuel
no era cosa que pudiese dejarse a la improvisación. El preámbulo vino con la
obligada cata de caldos dulces en la bodega Muñoz
Cabrera -lugar de peregrinación
forzosa- para en capítulo único y sin preámbulos entrar de lleno en plaza
España 7 de la localidad y saborear de la buena cocina.
Pero dejando aparte el homenaje
gastronómico, a las 11 de la mañana dieciséis inquietos Trepacuestas nos dimos cita, como viene siendo habitual, frente al
mesón de Rincón de María.
Con Manolo y Filu al frente y
como perfectos anfitriones, el día festivo se convirtió en una magnífica
jornada cultural con niños y mayores que al fin y a la postre resultó ser una
espléndida salida por un montón de razones. Desde la puntualidad de los
asistentes, la temperatura, la cercanía de la zona a visitar, el ambiente
juvenil, el paisaje, etc., unido a la pasión que Manolo puso en toda su explicación, nos lleva a pensar sobre el
altísimo componente vocacional que hay tras este pequeño gran maestro. Dicen
que tras todo gran hombre hay una gran mujer. Filu o Felisa -así es
como se llama- encarna bien a las claras esa comunión y compenetración que hace
que pasar un día con ambos todo parezca sencillo. Podemos afirmar que el aburrimiento
con este matrimonio es imposible.
Llegados a la zona el veterano profesor
tomó el mando y al socaire de una oquedad o abrigo natural de piedra comenzó una
clase magistral y todo un repaso de historia primitiva sobre lo que estábamos pisando
en ese momento. Para ello no dudó en efectuar una interesantísima explicación
sobre otros yacimientos cercanos como Arastipi a 6 km de Casabermeja, por
debajo de Villanueva de Cauche.
Manolo nos dejó boquiabiertos
por el dominio de la materia. Pronto todos nos vimos inmersos en pretéritas culturas
milenarias. La época del cobre con piezas de sílex, enterramientos colectivos,
canteras, el concepto de megalitismos, símbolos mágicos, etc. lo que unido a
distintas civilizaciones y/o pobladores como fenicios, tartesos, griegos y
romanos, es algo que con la agilidad expuesta por este erudito, hacían que los
siglos pasasen ante nosotros con la velocidad con la que las nubes pasaban
sobres nuestras cabezas en aquella deliciosa mañana de diciembre. Todo ello
unido a las constantes referencias a sus trabajos profesionales de excavaciones
de urgencia, catas, sondeos fueron conceptos que poco empezaron a calar en
nuestra memoria.
Ante aquellos abrigos naturales
mudos quedamos cuando nuestro anfitrión nombró a Francis Cárter y su lejano viaje de Gibraltar a Málaga así como de
la cantidad de datos que ese explorador extranjero consiguió documentar sobre
esta zona en la que ahora nos encontrábamos.
Finalmente y dirigiéndose a los más
jóvenes Manolo sostuvo: “Queda mucho por excavar. La esperanza está
en vosotros”.
El trabajo de cantera era bien
palpable ante nuestros ojos. Posibles firmas del picapedrero en roca fue otra
de las cosas vistas y de difícil explicación. Probables enterramientos, todo ello
perceptible a nuestros ojos, hizo las delicias y la aprobación del grupo.
En una de las cotas altas del
yacimiento Manolo consiguió meternos
a todo en su bolsillo cuando nos hablo de lo que él denominó “zona de energías” y que con la
construcción de la nueva necrópolis judía, precisamente frente a Piedras de
Cabrera nos dejó pensativos por momentos. Casualidad o coincidencia, en aquella
mañana los Trepacuestas continuamos
la ascensión mientras nuestro profesor nos dejaba por un rato.
El almuerzo tuvo la feliz recompensa
de tener junto al grupo al padre Tejera SJ,
circunstancia que fue la sorpresa agradable de la tarde. Manolo Perdiguero se había comprometido a recogerlo y vaya que
cumplió con su palabra. Terminada la clase al aire libre, se ausentó por un
rato y recogido a Tejera para subirlo
a donde nos encontrábamos y de camino poder disfrutar de una de sus aficiones: el campo.
La comida fue otra clase pero en
esta ocasión de historia viva, al poder oír todos de éste otro gran y veterano e
ilustre maestro infinidad de anécdotas y vivencias por las que tuvo que pasar
durante su niñez, salpicadas con constantes referencias a su padre periodista
de profesión. La sobremesa derivó por un interesantísimo relato personal sobre
como vivió él y su familia aquellos difíciles momentos en tiempos de Primo de
Rivera, la república con la expulsión de la orden, la guerra civil y el franquismo.
Esta otra e inesperada clase, también al aire libre, completó a la ofrecida
horas antes por Manolo Perdiguero y
que nos llevó a pensar que Tejera es
persona que en Málaga no tiene enemigos. Su sonrisa y eterna predisposición a los
demás le descubre como sacerdote coherente y comprometido y que a sus ochenta y
largo años puede estar más que satisfecho de su legado espiritual.
La chiquillería y los mayores no
dudamos en inmortalizarnos junto a él, admitiendo que durante muchos años será
un referente en El Palo.
Cogido a mi brazo bajamos la verde
ladera finalizando la jornada.
Crónica de Pablo Portillo.
1 comentario:
Rutas y excursiones como estas hacen grande este humilde y sencillo blog, la sabiduría y el buen hacer de Manuel Perdiguero y la compañía del padre Tejera fueron las bazas para que hicieron de este dia algo especial y distinto a otros. Los Trepacuestas debemos felicitarnos por ello.
Un saludo.
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