El día 2 de febrero de 2013, a las 9 de la noche, el conocido internacionalmente grupo senderistas Trepacuesta ha empezado a debatir su posible transformación en club gastronómico y/o club de petanca. En un futuro próximo, hay que ir pensando en reformar la actividad debido a las goteras de la edad de los adolescentes y de algunos de los adultos. No obstante, alrededor de unas viandas y unos refrescos decidimos continuar con nuestra actividad actual y, con el visto bueno de las féminas y adolescentes, enfrentarnos a la ruta del pico de Vilo.
El día 3 de febrero, a las 9 de la
mañana, con una temperatura de 12 grados centígrados, cielo azul y sin viento,
salimos en tres automóviles once miembros del grupo Trepacuestas con el
objetivo de vencer al pico de Vilo.
Alfarnate nos recibió con un sol espléndido, un poco de viento y con unos
agradables 6 grados centígrados. El calentamiento lo realizamos acercándonos a
la calle Ermita buscando los famosos dulces carreños de la localidad, no hubo
suerte, el comercio estaba cerrado.
La moral del equipo no se vino abajo por ese contratiempo y con
tranquilidad por un carril terrizo, con
bastante pendiente, empezamos la ruta acompañados a izquierda y derecha de los
almendros en flor, con todas las tonalidades de blanco y rosa que existen. Desde
el lugar en el que encuentran las antenas, la panorámica realmente impresiona,
debajo vestido de blanco el pueblo de Alfarnate, al fondo de gris la sierra de
Jobo, a la izquierda de verde y de gris los impresionantes tajos de Gomer y
doña Ana y arriba el azul intenso del cielo sin nubes. El viento en ese
punto empezó con suave melodía,
uhhhhhhhhhhh.
Continuamos por el carril y la sorpresa en esa zona fue que los charcos
estaban congelados, ahora me explico porque a esta zona se le llama los
Pirineos del Sur.
Seguimos por una vereda entre aromas de pinos y la melodía ya nos refrescaba
las manos y las caras. Llegamos a la era con grandes piedras incrustadas en el
suelo, oooooootra parada. En ese lugar, como estamos en época de carnaval, nos
disfrazamos de montañeros de altas cumbres y continuamos entre hermosos pinos.
Proseguimos plácidamente el paseo por una pendiente ascendente y de
pronto el suave sonido del viento fue interrumpido por unos ¡ ay, ay, ay, ay mi
pierna! Las quejas eran de la trepacuesta Ana N. que siguiendo la tradición
familiar se lesionó en la ruta al pico de Vilo. Hay que recordar el
castañazo-culazo de Nati que fue merecedora de la primera condecoración
trepacuestas.
Nuestro particular fiscal de procesión, disfrazado de duende, nos dejó pasmados cuando con diversos rituales
extraños, rematados con un ungüento mágico que extrajo de su saco, recuperó a
Ana para la causa de conquistar el pico de Vilo. Incluso el espíritu trepacuesta
se despertó en Ana y me pareció escuchar un ¡Yo aquí no me quedo, aunque se me
parta la pierna llego al Vilo!
Alcanzamos la zona del pedregal, giramos a la izquierda y el viento paso
del runrún a zarandearnos. Conforme nos acercábamos a la cumbre del pico, el
dios Eolo nos atacaba con más violencia. Al hollar el pico, comprobamos que los
dioses Eolo y Frío reinan por este lugar, estaban muy contentos de vernos y nos
abrazaron con mucha fuerza. Con rapidez nos fotografiamos con nuestra bandera en
el vértice geodésico situado en un peñasco y nos felicitamos por nuestra nueva
conquista pese a las adversidades sufridas.
Desde el impresionante lugar de la cumbre, nos acercamos a saludar a
nuestro pico de la Maroma,
a la granadina Sierra Nevada que tenía una impresionante blancura, al embalse
de la Viñuela
que relucía como un espejo, a las sierras de Tejeda y Almijara, a la sierra del
Jobo, a la sierra de Mijas, a los pueblos blancos de la Axarquía, a nuestro
querido mar Mediterráneo y todos cubiertos por un hermoso techo azul sin nubes.
Eolo y Frío empezaron a ser muy pesados y aunque resistimos un tiempo
prudencial, comprendimos que nuestro triunfo era breve.
Algunos en la conquista perdimos unas gotas de agua por las fosas
nasales. José, comentó que el viento y el frío en lucha violenta le arrancaron
una gran vela de moco. ¿ Lo de grande sería por el tamaño de la nariz?
Cuando nuestras fuerzas se debilitaron, alguien grito ¡Vámonos de
aquííííííííí!. Como ejercito bien disciplinado nos movilizamos, si la subida se
hizo tomando grandes medidas de precaución el repliegue se hizo rápidamente.
A las 2 de la tarde, con la
caricia del sol y unos buenos bocadillos recuperamos las fuerzas rápidamente.
Las viandas fueron acompañadas por una jocosa tertulia. El compañero Pablo
defendió la hipótesis de que el hombre no puede llegar a entender a la mujer
debido a que el hombre tiene una parte importante de su organismo “adherido” y
la mujer lo tiene interno. Hubo opiniones variadas sobre este tema.
Con la sensación de deber cumplido, llegamos a Alfarnate y siguiendo la
tradición, fuimos a tomar algún líquido reparador en el Mesón de la Villa. Del
famoso jamón asado del lugar sólo quedaba el hueso pelado. Un grupo alegre de
varones de la localidad, vestidos de verde,
habían finiquitado el jamón, continuaban con las birras después de un
día de asueto en el campo. La envidia malsana aumentó, cuando Cele comentó que
las señoras del lugar tienen fama de muy hogareñas y hacendosas.
De esta forma se explica que los jóvenes trepacuestas Ángel y Javier se
perdieran de regreso al automóvil y cogieran otro camino. Está claro, al
escuchar tanta alabanza de la vida rural quisieron darnos el esquinazo y
desertar de la vida urbana.
Regresamos a La Cala
del Moral sin probar los dulces carreños y el jamón asado de Alfarnate pero con
la satisfacción de haber coronado el pico de Vilo. La fiesta terminó con la
visión del toro de Osborne sobre un cerro que nos volvió a la realidad, hay que prepararse
para coger nuevamente la muleta para lidiar el día siguiente que es laboral.
Crónica de Salvador Nieto López.
1 comentario:
Salvador tiene la capacidad de dejarte siempre con buen sabor de boca después de releer sus espléndidas crónicas. Días y semanas después de la ruta consigue rememorar con su ágil y divertida prosa vivencias pasadas en las estribaciones del pico Vilo.
Estimo que Ana N. es merecedora y candidata para una próxima condecoración al sufrimiento. Que duda que por méritos propios demostró entusiasmo, entrega coraje, esfuerzo y afán de superación. Propongo trasladar a la comisión correspondiente propuesta para su valoración y en su caso aprobación que será ratificada por el comité tras expediente contradictorio y sancionado por la ejecutiva federal en la asamblea anual.
Frío y viento se confabularon de tal forma pero no consiguieron doblegar a los intrépidos Trepacuestas.
Ciertamente lo pasé muy bien con todos vosotros.
Una vez más gracias Salvador.
Pablo Portillo.
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