martes, 24 de enero de 2017

BOQUETE de ZAFARRAYA - GUARO con DERIVADA IMPROVISADA a PERIANA (22-01-17)



Sin un mal churro con café que llevarnos a la boca, los que aun quedamos del grupo de senderismo, los que podemos denominarnos como los cabales (Nati, Salvador, Celes, José Manuel y servidor) desde la parada del bus de La Cala con unos agradables 15º C partíamos el domingo a las 9,00 h en busca del inicio de ruta. 

Qué los Trepacuestas están cambiando de hábitos y costumbres es algo incontestable y que se puede comprender fácilmente si nos atenemos a la edad de los que insisten en mantener desafiante el banderín con su erguido y larguirucho caminante. Para botón y ejemplo esta crónica.

Copilotados por Celes pero sin llegar al extremo de Luis Moya, pusimos rumbo a Vélez no sin antes repostar en la gasolinera del cruce de Cajiz, cuando en el surtidor y en paralelo con unos sonrientes y jóvenes noctámbulos marchosos que de recogida y con gafas de sol incluidas ocultaban su cansancio y bajo ese lenguaje mudo de las miradas nos retamos y desafiamos tras los cristales de cada vehículo con palabras como ¡¡juerguistas!!, cuando leyendo los labios de nuestros vecinos de coche entendimos sin problemas su respuesta: ¡¡abueletes!! 

Sin tiempo que perder y tras la resaca del temporal nacional de frío y nieve, constatada la importante ingesta de las pasadas fiestas navideñas preocupados subíamos por la carretera pensando si éramos capaces de atravesar el boquete de Zafarraya. Contentos pudimos comprobar sin problemas como pasábamos de provincia y llegar a tierras granadinas a las 9,45 h con unos acongojantes 6º C.
Dada las rachas de acerado viento norte, el hoy cronista y también fotógrafo tuvo sus problemillas para centrar el ojo por el visor de la óptica de su Pentax Optio P80. En las instantáneas obtenidas y que ilustran la crónica se puede evidenciar lo ahora expuesto.

Como indicaba al principio y contrariamente a lo que hemos estado defendiendo estos años atrás y para más inri en plena cuesta de enero, decidíamos realizar la ruta en bajada por la antigua vía del tren. En definitiva todo lo contario a lo predicado durante años en nuestro ideario senderista Trepacuestas.

Que la sensación térmica era bajo cero es demostrativo que el cerebro no coordina adecuadamente y lo pudimos comprobar cuando pedimos a Celes, nuestra copiloto de ruta, el inmortalizarnos en una instantánea digital dentro del único túnel existente en la zona. Allí nos dimos cuenta que en lugar de operar con el zoom de la cámara prefirió encuadrar el objetivo dando pasos de atrás a adelante. Así de duro fue el comienzo de ruta desde el punto de vista meteorológico. Con el paso de las horas quedamos más tranquilos al observar las mejoras de Celes que comenzaba a reaccionar a los estímulos sensoriales, olfativos y auditivos. Ciertamente el frío pasó factura.

Con el andar pausado comenzamos a descender y la cordillera nos sirvió de abrigo natural. La temperatura subió y por la retina pudimos comenzar a reconocer la excelencia del monte, el verde del campo, lo bien cultivado y atendido que estaban los olivos de la Axarquía, el pantano de la Viñuela, la nieve de la Maroma y docenas de cosas que nos llamaban la atención.
 
Una guiri rubia en mitad del campo y fuera de contexto rural se nos atravesó con dos perrillos falderos sujetados con cadena y que nos llamó poderosamente la atención en nuestra ruta dominguera.
Como cada uno iba metido en sus cosas bien pensando a solas o bien charlando en voz baja sobre comparecencias testificales judiciales, preparación de nuevas rutas, familia y recuerdos, tras dos horas de caminata con interés buscamos el nacimiento del río Guaro, pero nuestro gozo en un pozo cuando con sonriente fotografía impuesta sin agua su nacimiento encontramos. Unos lugareños comentaron que prácticamente no había llovido en los días pasados.
 
Como los Trepacuestas hemos cambiado, a las 12,00 h, y con espléndidas vistas al sur a temprana
hora aterrizamos en el Caserón de Guaro, única Venta de la aldea del mismo nombre. Allí pedimos vino del terreno, cerveza y tapas. Aquí cualquier seguidor de los Trepacuestas comprenderá perfectamente las razones apuntadas al inicio de este relato sobre el verdadero deterioro ya apuntado.

Como la ruta turística terminaba para las féminas, Salvador y José Manuel no les quedó otra que deshacer lo andado para recoger el turismo, lo que servidor y previamente hablado con las dos muchachas que atendían la Venta junto con un nativo de Guaro explicarnos el camino atajo a Periana.
Apurando las tapas de morcilla, salchichón, chorizo y boquerones en vinagre este cronista y dejando plantadas a Nati y Celes, puso tierra de por medio para acercarse a Periana, localidad que tras 60 minutos en solitario y a buen paso alcanzó sin problemas la Taberna de Isidro (el atento lector podrá observar que bares y ventas son las verdaderas coordenadas de motivación de lo que queda del grupo) para minutos después y tras ser recogido por José Manuel -Pasos Largos- y Salvador, éste y de forma excepcional haciendo labores de copiloto, regresar y sentarnos en la mesa interior del Caserón de Guaro para tirando de carta, sin tirolina de Comares de por medio, acabar con café y anís Raza de Rute de petaca que dio mucho juego a esa altura de la jornada.

Crónica de Pablo Portillo




3 comentarios:

Unknown dijo...

Enhorabuena por recuperar la tradición senderista de tan agradable grupo. Me sigo sintiendo miembro del grupo aun no habiendo participado asiduamente de estas estupendas rutas que en esta block compartís con todos. No dudeis que sigo sintiendo ganas e ilusión de algun dia poder acompañar a tan extrordinarios senderistas.
Un fuerte abrazo y a las mujeres tambien un beso.
Nos veremos.
Antonio Rosales.

Anónimo dijo...

Con lo bien que se estaba en la cama, subir un domingo de enero al Boquete de Zafarraya con frío y viento es sólo para apasionados del campo.

Emotiva y primorosa crónica de Pablo. Continuaremos exclamando: ¡Pertenecemos a la pura raza senderista!

Saludos de Salvador

Jose dijo...

Una nueva inyección de vitalidad senderista invade el entorno Trepacuestas, o dicho de otra forma, ya estaba bien de hacer el vago, panoli, urbanita, y demás calificativos asfalticos, un buen dia de ruta a pesar del viento frio a primera hora de la mañana, por lo demás todo muy bien y apuntando maneras en la rampa de salida.
Pero hablemos de pros y contras, pros, leed un poco mas arriba, contras, me uno a las sutiles letras del cronista donde hace( suavemente) referencia a la nueva forma de avituallamiento y al abandono de la antigua y tradicional manera.
Este Trepacuestas no quiere perder la costumbre de meter en su mochila el bocata, las aceitunas de lata, el paquete de patatas, y de vivir el momento en el que Nati saca de su zurron el chocolate para repartir, me niego y desde esta ventana de comentarios que se asoman al blog, reivindico la vuelta de la antigua usanza, primitiva y original costumbre, de avituallamiento de los Trapacuestas.
He dicho.

Jose.